Los inquilinos

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Una de suspenso y terror con casa maldita y hermosa aunque en ruinas. Esto sucede hace un siglo en Irlanda, con mellizos que cargan con alguna tradición maldita. Las explicaciones argumentales, maldición, se van explicando en malditos bloques explicativos. Y es una lástima, porque el primer maldito ladrillo de aclaración del conflicto llega después de los lindos créditos y una secuencia inicial que promete algún logro en términos de climas. Pero no: hay derivas inútiles, más aclaraciones, feos efectos digitales y personajes que sobran. Al final, algo más de movimiento, y quizás habría que hablar de Lévi-Strauss y el tabú del incesto, pero mejor no.