Los hijos del Diablo

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

La película Los hijos de diablo propone terror en la butaca, con mensaje ecologista.

El cine tiene distintas maneras de representar los peligros que acarrea la deforestación. La violencia que el ser humano ejerce sobre la naturaleza puede contarse de muchas formas y una es a través del género fantástico.

¿Cuáles serán las consecuencias de la tala indiscriminada de árboles? ¿Cómo se vengará la Madre Tierra del daño que le estamos haciendo? ¿Cómo reaccionarán los bosques después de ser invadidos por empresas a las que no les importa destruirlos con tal de ganar más dinero? Estas son algunas de las preguntas que subyacen en Los hijos del diablo (el título original es The Woods, es decir El bosque), una coproducción entre Inglaterra, Irlanda y Estados Unidos que tiene como eje la leyenda irlandesa del Hallow, una suerte de bioma que en este caso son monstruos del bosque que salen por las noches a robar lo que más aman las personas: sus hijos.

Pero estos monstruos no están solos, vienen acompañados por unas raíces vivientes grasientas que se multiplican y expanden hasta alcanzar a sus víctimas, a las que les inoculan unas células que las convierten en criaturas horripilantes.

El joven científico y conservacionista Adam Hitchens (Joseph Mawle) llega al lugar con su mujer (Bojana Novakovic) y su pequeño bebé. Adam se adentra en el bosque para extraer muestras de la flora hasta que descubre una anomalía en el paisaje: un animal muerto en una casa abandonada con restos de raíces negras dentro de su cuerpo.

El director Corin Hardy incorpora muchos elementos: hay monstruos, transformaciones, una casa en el medio de un bosque maldito, un libro de la leyenda del Hallow, un matrimonio que lucha por la supervivencia, fenómenos sobrenaturales, supersticiones, persecuciones nocturnas, fantasía. Y lo bueno es que no termina siendo un menjunje sin sentido sino un producto simple y entretenido, con un más que digno manejo del suspenso y cierto dramatismo inverosímil pero efectivo. Y con un plano final que es lo mejor del filme.

Los hijos del diablo está dedicada a la memoria del maestro del stop motion Ray Harryhausen y viene con mensaje ecologista. Una película ideal para fanáticos de los monstruos.