Los cuadros al sol

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

Insinuaciones de algo más grande

¿Cómo pensar, reflexionar y recordar a lo que ya no está? ¿Cómo detectar las huellas de lo que estuvo presente pero ha quedado ausente? ¿Cómo asumir desde el cine la pérdida de lo que en algún momento se consideró el hogar? ¿Se puede recuperar lo que se perdió aunque sea a través de un puñado de imágenes, las palabras, los diálogos y los recuerdos? Todas estas preguntas son las que constituyen el desafío que afronta Los cuadros al sol y aunque en algunos pasajes consigue sortear las dificultades que se le presentan, el resultado final no termina de ser del todo redondo.

El documental de Arian Frank aborda la historia de la colonia Salinas Grandes, a doce kilómetros de Macachín, La Pampa. Durante décadas fue habitada por los trabajadores de la empresa que explotaba la salina hasta que claro, los tiempos cambiaron, las políticas empresariales también, lo que llevó a que todo desapareciera, incluso el pueblo. Lo que quedan son apenas restos y rastros, y el film propone una recorrida por esos espacios vacíos, recurriendo también a diversos testimonios de los habitantes. En esa decisión por hacer foco en lo ausente, Los cuadros al sol logra momentos de gran belleza a partir de cómo va construyendo el paisaje en diversos planos fijos o siguiendo a los entrevistados, pero esa misma belleza también cae en unas cuantas repeticiones, lo que termina empobreciendo el recurso.

Algo parecido sucede con los distintos testimonios, ya que surgen instancias en donde las palabras parecen adquirir una potencia similar a las imágenes, describiendo lo que no podemos ver y estableciendo un puente con lo que ya está extinto; pero también períodos donde se cae en una redundancia que reduce el impacto general. Es difícil saber si el inconveniente pasa por la duración -la película parecía poder redondear su propuesta en 70 u 80 minutos, y no los 90 que finalmente dura- o que se necesitaban una mayor cantidad de recursos para poder profundizar en una premisa que reclamaba más potencia desde lo narrativo y estético.

En verdad, hay poco para reprocharle a Los cuadros al sol, porque su elección de un medio tono y de una puesta sutil en su aproximación al tópico central no dejaba de ser a priori pertinente. Pero hay algo que se pierde en el camino y lo que podía haber conmovido o sacudido al espectador no termina de armarse por completo. Lo que queda es una insinuación, una reflexión a medias, un ensayo correcto pero incapaz de quedar en el recuerdo de quien lo ve.