Los cuadros al sol

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Un pueblo que ya no existe, una relación laboral controversial, recuerdos y sensaciones encontradas, un paisaje nuevo y un manto blanco que marca una historia singular. Quizás estas palabras no sean suficientes para describir "Los cuadros al sol", el documental del músico Arian Frank, pero se acercan bastante a caracterizarlo.
Esta es la historia de Colonia Salinas Grandes, en La Pampa, que tuvo su esplendor en los 60' y que alberga una problemática particular que llevó a un estado sin retorno.
"Los cuadros al sol" presenta un relato dividido en ejes que van recorriendo los eventos que marcaron la vida y la desaparición de este pueblo de 700 habitantes. La radicación de los operarios convocados por una empresa que se dedicaba al trabajo con una salina, el esplendor de un poblado que tenía todo y la mudanza forzosa, por traslado, que llevó al éxodo masivo del lugar.
Frank (quien vivió allí dos años) busca un registro donde lo sonoro y lo visual ofrecen un equilibrio delicado para retratar un cuadro de situación con delicada armonía.
Compartiremos la voz de los protagonistas, quienes evocarán las sensaciones que los atravesaron en cada una de las etapas que les vivir en ese suelo. Sentimos que había magia en Colonia Salinas Grandes y claramente a nadie le gustó dejar el lugar, por lo cual la discusión se trasladó a las razones que motivaron esa movida.
La fábrica en los 70', se mudó a Macachín, a 12 km del anterior pueblo, luego de una áspera lucha que se generó por un ajuste presupuestario, lo que motivó que la idea de quedarse fuera utópica.
Con un interesante trabajo de documentación (el seguimiento periodístico del conflicto gremial se lleva las palmas) y mucho sentimiento a lo largo del metraje, "Los cuadros al sol" termina por redondear un buen relato de una comunidad que busca su espacio y lamenta el éxodo al que fueron sometidos. A tener en cuenta.