Los ausentes

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Puede que por sí solo el nombre de Luciana Piantanida no suene demasiado pero mientras trabajó como guionista de algunas películas de Adrián Caetano y como productora ejecutiva de “La larga noche de Francisco Sanctis” (ganadora en el BAFICI), ahora presenta su ópera prima, la cual, claro, escribe además.
“Los Ausentes”, que empieza como una película de terror, tiene una historia muy pequeña a la que accedemos de a poco, por partecitas, se nos revela a su tiempo. Observamos a una pareja joven que espera un hijo, y a dos hombres que buscan alojamiento, uno que perdió a su mujer (literal, se la pasa buscándola), y otro que tuvo un accidente y trama algo que todavía no sabemos qué es. Estos tres personajes se encuentran en vísperas de Carnaval en un pueblo de provincia.
Rodada en Beguerie, Piantanida aborda su película desde lo onírico, casi pesadillezco. Por eso no todo lo que vemos lo entendemos siempre, o accedemos a algunas cosas sólo por partes. Además la fotografía opta por pocas luces (natural o artificial) y en general se está casi en penumbras.
Los sonidos también juegan un papel preponderante, algunos ambientales y otros distorsionados justamente como si estuviéramos en medio de una pesadilla. Es así que en escenas de multitudes, la cámara se acerca a algún personaje, recortando mucho de lo que rodea.
La tensión y esta atmósfera onírica están construidas muy bien, sin dudas se perciben desde el primer minuto. Pero la trama que se va desvelando a su tiempo en algún momento cae en escenas reiterativas o que no aportan más que para el hincapié de mantener este clima tan especial. Recién en el último minuto se respira aire fresco, mientras que antes más allá de la cámara seguir principalmente a esos tres personajes (de la pareja se enfoca en la mujer, interpretada con mucha solvencia por Jimena Anganuzzi) lo estético distancia un poco.
Una propuesta interesante, una historia rodeada de misterio, “Los ausentes” es fiel al estilo que propone. No obstante en algún momento la poco más de hora y media que dura la película también comienzan a pesar, como ese aire denso al que apuesta la película. Lo sensorial prevalece, y a la larga la trama termina revelándose mucho más sencilla de lo que uno esperaba.