Los años más bellos de una vida

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

“Los años más bellos de una vida son los que aún no hemos vivido”, decía Víctor Hugo. Y Claude Lelouch, a 53 años del estreno de Un hombre y una mujer, retoma a Jean Louis (Trintignant) y a Anne (Anouk Aimée). Podría haberla titulado Historias del geriátrico, pero optó por uno más poético.Como son sus diálogos.

Es que Jean-Louis está en una residencia para ancianos -hermosa, con jardines- y su hijo contacta a Anne, que está bárbara, para que lo visite. “No está bien. Tiene dificultades para moverse. Su memoria va y viene, y cuando lo visito, lo único que recuerda es a usted”.

Quienes vieron Un hombre y una mujer, lo entienden. Porque hay amores que nunca pueden olvidarse.

“Las cosas no terminaron muy bien entre su papá y yo”, le recuerda y le avisa al público que no vio la película, o que está como Jean-Louis, algo desmemoriado. “No solo era piloto profesional, también era infiel profesional”.

Jean-Luis está siempre con su sacón, bufanda, sombrero y sin afeitar. No importa: sigue siendo un seductor.

Lelouch entonces vuelve al pasado, a las imágenes en ese blanco y negro sepiado en el que Jean-Louis y Anne se miman, se aman, y las letras de las canciones hablan de ellos. Va y viene. La cámara girando, el Citroën 2 CV, los poemas que recita Jean-Louis.

Claro, como toda película de Lelouch, los personajes cuando hablan dicen sinceridades, algunas peligrosamente bordeando el sincericidio, con una elocuencia que…

Veamos:
“¿Hace mucho que vive aquí?” Aquí no se vive. Se espera la muerte”.

“Hablaba muy poco. Las mujeres pensaban que era listo porque no hablaba”.

“Pensé que era la mujer de mi vida, pero no estaba a la altura”.

“Las mujeres mentirosas son bonitas” “¿No intentó contactarla?” “No, ahora debe ser vieja y fea. Como yo”.

“Todas las historias de amor terminan mal. Solo en las películas terminan bien”.

“Yo creo que somos fieles hasta que encontramos algo mejor”.

Y eso que no llegamos a los 25 minutos de proyección… Por supuesto que hay más.

“Antes corría, después caminé, luego deambulé. Ahora me arrastro”.

“Las cosas que uno hace por amor… Debemos arriesgarnos cuando nos enamoramos”.

Anne no tiene tantas frases célebres, pero sí las suyas. “Nunca pensé que un hombre me hubiese amado tanto”. “Me conmovió verlo. Era él, y ya no era él”.

La música, el leit motiv, por supuesto que vuelve, y ahí está la letra que asegura “A la pregunta de qué es el amor/ mi respuesta es vos, por siempre”.

Y para cerrar, este diálogo: “¿Qué ha hecho todos estos años?” “A menudo pensaba en usted”. “Yo también”.

“Nunca fui tan feliz como cuando estuvimos juntos”. “Yo, aterrado. Usted quería ser la última mujer de mi vida”.

Y, fanáticos, véanla hasta el final. El final, final.