Los agentes del destino

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

No es extraño que Phillip K. Dick sea uno de los autores favoritos del cine. “Blade runner”, “Minority report”, “El vengador del futuro” y muchas más películas se basan en sus textos. En todos, aparece la idea de un mundo real y otro ilusorio, de la relación entre lo que vemos y lo que es verdad, así como de la participación de una voluntad que nos supera y que nos condiciona. Los agentes del destino toma ese tema -que en Dick era metafísico- y lo transforma en físico. Aquí hay un hombre -Matt Damon- a punto de ser electo senador y que se enamora de una chica -Emily Blunt- que, según dicta un plan secreto y aterrador, no debe ser para él: una organización secreta, fantástica, tratará de impedírselo. Lo que hace el dotado guionista y aquí debutante en la dirección George Nolfi es centrarse en la anécdota, construir la historia a partir de pequeños detalles y de una puesta en escena precisa, e introducirnos en un thriller de acción de características fantásticas muy logrado. No hay secuencias de acción “de más” para lograr el puro impulso físico, sino el suspenso de cuño hitchcockiano (Hitchcock es una referencia clara en este tipo de films paranoicos) que nace de creer en los personajes. No sólo los protagonistas parecen personas que existen en la realidad -primer deber del actor- sino también el villano, encarnado por el siempre genial Terence Stamp (que da miedo, realmente). El film, al no pretender más que contarnos un buen cuento, logra recordarse y vibrar más allá de la salida del cine.