Los agentes del destino

Crítica de Javier Porta Fouz - HiperCrítico

Diferencias (primera entrega)

Agentes del destino, primera película como director del hasta ahora guionista George Nolfi, muestra a Matt Damon ir y venir, moverse intrépidamente por Nueva York, correr por puertas secretas y desafiar eso de “contra el destino nadie la talla”. Esta es otra película, como La doble vida de Walter, que sabe que los riesgos de coquetear con el ridículo (basada en un cuento de Philip K. Dick, la historia trata de que hay agentes, con sombrero y todo, que ajustan ciertos detalles para que la gente llegue al destino que alguien diseñó para ella) hay que evitarlos a puro convencimiento. Y si La doble vida de Walter parece querer compensar la decisión de contar una oscura historia extraordinaria con una más convencional, clara y lineal (y ahí se deshilacha); Agentes del destino abraza el mundo que elige contar y lo hace con convicción y consistencia, descansando en las espaldas del que probablemente sea uno de los mejores actores de la actualidad: Matt Damon, quien con una mínima caída de hombros puede cambiar el tono de su personaje (como ya lo había demostrado en Más allá de la vida) y que sabe que el gesto cinematográfico por excelencia es el de la contención. Al elegir no desviarse, al tensarse con electricidad narrativa y jamás apelar a pirotecnia alguna (esta es una película trabajada y no holgazaneada, no tiene falsos atajos), Agentes del destino puede permitirse no pocos apuntes de especial lucidez sobre la política, las burocracias y los desplazamientos por las ciudades. Suele ser así: las películas convencidas y orgullosas de su relato y de su mecánica ajustada son las que pueden tener digresiones que no son extravíos sino brillos suplementarios, como en las mejores novelas de Bioy Casares (las que vinieron después de Plan de evasión). Esos son algunos de los beneficios de la consistencia. Por último, mientras en la película de Jodie Foster la montaña rusa –que era una buena referencia comparativa de la vida de Walter mientras se mantenía en segundo plano– termina siéndonos enrostrada en ralenti y con voz en off, Agentes del destino pone en escena sin subrayado alguno sus múltiples sentidos, que se relacionan con los espacios y los ambientes y que aquí no explicitaremos uno por uno. Mantengamos los misterios de Agentes del destino, otra de esas buenas películas sólidas que, bajo una apariencia simple y límpida, piensan temas fundamentales (amor, destino, finitud, sueños, movimiento, vacío, pasión) mientras nos hacen mover, interesados y divertidos, por una gran ciudad.