Lo imposible

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Gambeteando a la muerte

Una película basada en la historia real de la supervivencia de los distintos integrantes de una familia de turistas tras un tsunami tiene marcadas a fuego dos premisas esenciales: impactar y conmover.

El joven prodigio J. A. Bayona logró -luego del suceso obtenido con esa sólida carta de presentación que fue El orfanato- el mayor éxito de la historia del cine español (aunque por historia, ambientación y actores tenga bastante poco de “ibérica”). Yo lo consigue con una producción impecable, irreprochable desde lo técnico / tecnológico (la utilización de CGI no tiene nada que envidiarle a cualquier blockbuster hollywoodense), que gana cuando el realizador confía en el poderío de su narración (incluso casi sin apelar a diálogos durante muchos minutos), pero que pierde y mucho en su segunda mitad, cuando -luego del “espectáculo” del tsunami- cede a varias de las convenciones del drama HCM (hondo-contenido-humano) con ese canto a la vida, a aferrarse a los instintos más primarios y viscerales para sobreponerse a la peor de las tragedias en el más exótico y desolador de los contextos para gambetear así a la impiadosa marca de la muerte.

Aún en sus peores momentos -con sus trucos de guión-, Bayona no cae tan bajo como para que Lo imposible remita el “telefilm de la semana”. Es dueño - quedó dicho- de un sentido cinematográfico envidiable y, por suerte, de una dosis de pudor que le permite obviar esos golpes bajos lacrimógenos que estaban servidos en bandeja. Y tiene, también, como aliados invalorables a dos actores de indudable categoría (Naomi Watts en mayor medida que Ewan McGregor), bien acompañados por los tres niños que aquí también son ejes importantes del relato.

Para aquellos que disfruten del cine catástrofe, de la “épica” humana a gran escala (no hay aquí espacio para sutilezas ni demasiados matices), Lo imposible es un más que digno exponente y, en ese sentido, merece ser visto en pantalla gigante. Con todo el esplendor y la potencia de un director en plena expansión (artística y comercial) como J.A. Bayona.