Las aventuras de Peabody y Sherman

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

El mejor amigo del perro

Las aventuras de Peabody y Sherman se basa en los personajes televisivos del mismo nombre, que protagonizaban unas historias bajo el nombre de Peabody's Improbable History, lo que explicaba dos características de sus aventuras: la historia como centro del relato y el poco rigor histórico de cada episodio.

Mr. Peabody es un perro brillante, multimillonario, que incluso triunfó en el deporte y alcanzó toda clase de metas en la vida. Pero al encontrar su existencia vacía decidió adoptar a un niño, Sherman, para que lo acompañe en la vida. Juntos, viajan en el tiempo enfrentando toda clase de historias absurdas alrededor de eventos claves de la historia.
La película posee una animación digital moderna que la aleja muchísimo de su original y lo que gana visualmente lo ha perdido en humor.
Con un exceso de sentimentalismo atravesando la trama principal, la película se detiene demasiado a jugar con los sentimientos de los personajes y posterga demasiado los buenos momentos de aventura. Como si no alcanzara con sutiles rápidos trazos para dar a entender el afecto que une a los personas.
Las licencias poéticas que se toma con la historia son bastante polémicas y –a diferencia de la serie– no llegan a ser lo suficientemente jugadas como para marca una idea del mundo, son más bien absurdas y contradictorias.
Finalmente, puede que en este largometraje haya un subtexto acerca de la adopción por parte de personas gays, pero tampoco esto termina de jugarse. Si lo hiciera, tal vez no mejoraría mucho como película, pero tendría algo interesante para aportar.
A pesar de las muchas cosas que presenta la trama, la película se detiene demasiadas veces a aclarar demasiadas cosas y no se entrega al disfrute. No siempre la superación tecnológica es sinónimo de mejores resultados.