Ladrona de identidades

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Las películas de ruta o road movies , como todos los films definidos por un elemento de su narrativa, tienen reglas específicas que deben estar presentes en la trama más allá de su tono. Se trate de una comedia o un drama, por definición estos films muestran un traslado espacial de sus personajes y, por vocación, cuentan cómo el cambio de locación también los modificará internamente. Ese tándem argumental del viaje exterior/viaje interior es la esencia del género y a él se adscribe Ladrona de identidades. Una comedia que si se concentrara en lo que sucede en la ruta con sus dos personajes centrales conseguiría mejores resultados, aun cuando tiene un guión que no se aparta de caminos ya transitados muchas veces.

Ahí está Sandy Patterson (Jason Bateman), el hombre de familia, trabajador, honesto y algo apocado que descubre que alguien le robó su identidad e hizo desastres con sus finanzas y hasta lo involucró con la policía, poniendo en peligro su nuevo empleo. Para resolver el problema, al hombre no le queda otra opción que ir a buscar y llevar ante la injusticia a la estafadora responsable de sus desgracias. Ella es Diana (Melissa McCarthy), una mujer solitaria que pasa sus días comprando objetos y amigos a cuenta del dinero ajeno e involucrándose con peligrosos mafiosos.

Cuando Sandy encuentra a Diana, cuando los grandes comediantes Bateman y McCarthy finalmente comparten la pantalla, el film crece, aunque se parezca mucho a otras películas de compañeros de viaje -y en la comparación pierda con ellas-. Muchos tropiezos literales y figurados se usan para contar la historia del buen hombre que necesita algo de espontaneidad en su vida y de la excéntrica pesada que lo único que necesita es que la quieran un poco. Un relato que ya había contado antes John Hughes en Mejor so lo que mal acompañado, con los brillantes Steve Martin y John Candy, un clásico de la comedia -¿dramática?- de los años ochenta de la que también se alimentó hace unos años Todo un parto, con Robert Downey Junior y Zack Galifianakis.

En Ladrona de identidades, el dúo cómico responsable de llevar adelante la película funciona gracias al talento de Bateman (nominado al Emmy por su papel en el serie Arrested Development) y McCarthy, una actriz que, como hizo en Damas en guerra, aquípone su regordeta figura y tempo cómico al servicio de la historia. Es una pena que la historia no esté a la altura de sus protagonistas, que, de todos modos, salen mejor parados que los intérpretes secundarios entre los que aparece Génesis Rodríguez -la hija de José Luis "El Puma"-, como una asesina a sueldo que es objeto de chistes homofóbicos y xenófobos que dan mucha vergüenza y ninguna gracia.