La visita

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

Identidad y clase

El regreso de Elena (Daniela Vega) al hogar en el que creció junto a su madre (Rosa Ramírez), una empleada doméstica cama adentro, es el punto de partida de un filme que bucea en las emociones que surgen a partir de esa llegada y la nueva identidad que ella tiene.

Al partir de la casona Elena era Felipe, y en su regreso no sólo su madre no puede aceptar la nueva situación, sino que el entorno de la familia para la que prestan servicios se ve absorto y sin capacidad de reacción.

De manera simple esta es la premisa narrativa de “La visita”, ópera prima del realizador Mauricio López Fernández, película que avanza sobre lo no dicho y aquello que se sugiere en miradas más que en las pocas palabras que el guión posee.

La sensibilidad expresiva del protagonista, y también la del director, permiten avanzar en la historia de esta mujer que regresa a su infancia para despedirse de su padre, un militar estricto, el que, se supone, impulsó con su rechazo la partida de Elena.

Pero volver con una nueva identidad, con otro cuerpo que requiere otra mirada, en una sociedad tan pacata y retrógrada como la chilena, exige que se pueda, además de recibir, poder contener a esta mujer que rechaza los cánones y rótulos a pesar que aún su tiempo no la puede aceptar.

Elena llega y remueve algunos temores de Coya (Ramírez), pero también los de Teresa (Claudia Cantero), la dueña de casa, quien pese a por un lado “aceptar” el nuevo cuerpo de Felipe, por otro lado lo discrimina y pide a las otras empleadas que alejen a sus hijos de ella.

Elena seduce a un empleado que hace el mantenimiento del lugar, y debe luchar por él con una empleada que afirma su femineidad ante la verdad del cuerpo de Elena.

Pese a esto ella avanza y lucha con los prejuicios de su madre y el resto, hasta que debe lidiar con una sorpresiva enfermedad de Coya y tomar su lugar en la casa.

“La visita” tensiona y logra concientizar sobre la realidad de una mujer que puede superar la casuística y la estigmatización a partir de un tratamiento en el que prevalece la reflexión y la exploración de la sexualidad sin prejuicios.

Un filme necesario para repensar las relaciones y sumar en algún punto una mirada sin extrañamiento sobre las nuevas corporalidades que nos rodean.

Puntaje: 8/10