La reunión del diablo

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Claustrofobia y terror, con el sello Shyamalan

Cinco desconocidos quedan atrapados en un ascensor, en manos de una fuerza demoníaca

A partir de una idea "original" del aquí también productor M. Night Shyamalan, La reunión del diablo combina la tensión del thriller (cinco extraños encerrados en un ascensor que queda atascado en un rascacielos de Filadelfia), elementos propios del terror religioso (la presencia de una fuerza demoníaca que los va atacando) y el melodrama familiar, a partir de los traumas íntimos del policía que supervisa la investigación del caso.

Por más que la presencia de Shyamalan (el mismo de Sexto sentido y El protegido ) en los créditos pueda sugerirle al espectador una vuelta de tuerca "autoral" y, por lo tanto, una mayor profundidad en el tratamiento de ciertos temas, la veta espiritual del relato es previsible, superficial y trabajada con bastante torpeza por John Erick Dowdle, un director que parece obsesionado por la claustrofobia, ya que venía de rodar Cuarentena , remake hollywoodense del film español [REC].

Por lo tanto, si la "cáscara" (léase la culpa y la redención) que recubre al film no luce demasiado, lo que queda es un núcleo (cinco extraños en un par de metros cúbicos) propio del cine de género. En este sentido, la narración tiene sus hallazgos visuales (hay otro gran aporte del talentoso director de fotografía Tak Fujimoto, habitual colaborador de Shyamalan y de Jonathan Demme) y algunos logrados picos de suspenso.

Sin embargo, esos destellos estéticos y los momentos de genuina tensión no alcanzan a compensar la acumulación de lugares comunes (incluso en la forma en que se resuelven las subtramas interconectadas entre sí) y los muchos personajes secundarios sin relieves ni matices (el nivel actoral es, en general, apenas discreto). Así, con más carencias que hallazgos, La reunión del diablo termina siendo un producto profesional que no irrita, pero que al mismo tiempo resulta decididamente menor.