La reconstrucción

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Primer drama de Taratuto tras tres comedias exitosas

Juan Taratuto corría el riesgo de ser encasillado como un típico director de comedias comerciales. Tanto su debut (“No sos vos, soy yo”) como su segundo largometraje (¿Quién dice qué es fácil?) además de compartir el mismo género tenían en el rol central a Diego Peretti, a quien a esta altura ya se lo puede calificar como su actor “fetiche”.
Su tercera comedia (“Un novio para mi mujer”) apuntó aún más alto, comercialmente hablando, al convocar a Adrián Suar, hoy por hoy la máxima figura local en la comedia de la misma manera que Ricardo Darín lo es en roles dramáticos.
Con esos antecedentes pocos hubiesen apostado a un cambio de registro tan agudo como el que muestra en “La reconstrucción”, cuarto largometraje en su exitosa carrera. Lo único en común con algunos de sus films anteriores es el regreso de Peretti, aunque en un rol totalmente opuesto, lo que valoriza su riqueza actoral. Eduardo, su personaje, es un técnico petrolero que trabaja en el sur argentino, cerca de Río Grande y no muy distante de Ushuaia, a la que se dirigirá al ser convocado por su amigo Mario (Alfredo Casero). Este se encuentra en un estado delicado de salud y necesita que durante unos días, en que se hará unos tests en un hospital, Eduardo lo reemplace en la atención de su negocio de ventas de souvenirs.
Mario a su vez está casado con Andrea (Claudia Fontán) y tiene dos hijas adolescentes (notables performances de Eugenia Aguilar y María Casali). La galería de personajes se reduce a este reducido núcleo, lo que resulta comprensible dado que Mario y especialmente Eduardo no parecen tener muchos amigos ni familia cercana. En verdad a lo largo del relato se irá revelando que el último nombrado tuvo una esposa y conserva un hijo, del que está bastante distanciado.
Los dramáticos acontecimientos que tendrán lugar de allí en más son algo previsibles, siendo el título de la película bastante revelador. Pese a lo señalado el enfoque intimista de Taratuto, con predominio de silencios y monosílabos sobre todo en el personaje de Peretti, sostiene la trama y en algunos momentos, como uno cerca del final logran conmover al espectador.
Es saludable el intento del realizador en su giro dramático y destacables las interpretaciones que consigue de sus actores. Los aspectos técnicos: fotografía (Nico Hardy) y música (Iván Wyzogrod) realzan los logros de “La reconstrucción”.