La princesa de Francia

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Matías Piñeiro es uno de los grandes valores locales de este Nuevo Cine Argentino. Eso es indiscutible. Llega hoy el cierre de una trilogía en la que el director trabajó sobre tres obras de William Shakespeare (a saber, "Rosalinda" contenía textos de "Como Guste", "Viola" de "Noche de reyes" y esta última, "Penas de amor perdidas") buscando transpolar y conectar esos clásicos con situaciones cotidianas, de mujeres (principalmente) viviendo en nuestro tiempo y ciudad. Los resultados han sido (en todos los casos y dejando de lado particularidades) alentadores y originales, siendo "La princesa de Francia" el último opus de esta serie que desde mañana podrá verse en la Sala Lugones y en el Malba.
No es usual entre nuestros cineastas condensar un texto puro y generar una conexión con un escenario moderno, en el cual esas palabras e ideas tengan espacio para ser recreadas. Piñeiro ha demostrado ser un especialista en esto. En esta entrega que cierra la saga, tenemos sin embargo una gran novedad con respecto a las anteriores, aunque no necesariamente una que haga la diferencia.
Por primera vez hay una figura masculina central dentro de la propuesta. A diferencia de "Rosalinda" y "Viola" que eran "universos femeninos", "La princesa de Francia" trae a un joven seductor que regresa de una larga estadía fuera del país para concretar un proyecto de dramatización shakespeareana en formato radio. Víctor (Julián Larquier Tellarini) pasa a ser figura medular de una trama donde la seducción y la traición (amorosa) se juegan en cada momento. Tiene novia, amigas, ex-amantes y toda una troupe que se ve conmovida con su regreso, aunque nadie tenga muy claro que sucede realmente a nivel vincular hasta el cierre mismo de la historia.
A pesar de que podría pensarse que la llegada de un hombre convocaría a un quiebre positivo (disruptor, pienso), eso no sucede. Tellarini ofrece un perfil de hombre contradictorio a la hora de encarar su composición y no logra despertar interés en el espectador. Las musas del director ( a saber: María Villar, Laura Paredes, Agustina Muñoz, Romina Paula, Elisa Carricajo y Gabriela Saidón) regresan con su fuerza interpretativa intacta. Pero esta vez, la ecuación se desbalancea, los chicas son fibra y encanto, y el seductor, no alcanza la misma intensidad.
Dentro de ese escenario, hay más escenas al aire libre (la secuencia de apertura muestra el talento de Piñeiro) y una saludable intención de migrar hacia un cine más abierto y menos hermético en su concepción que los anteriores (en definitiva, es una historia de amor con los vaivenes que se produce entre gente joven). Sin embargo, en algunos tramos, el exceso verborrágico de los diálogos originales de la obra en que se basa, apabullan al espectador promedio, alejandolo de la empatía que las mujeres de la obra convocan.
Quizás un poco por debajo de "Viola" (que ostenta un timming único y fantástico, según este cronista), pero manteniendo la calidad habitual en sus trabajos, Piñeiro cierra estos episodios que homenajean al gran dramaturgo inglés. Festivalera y ganadora de la competencia argentina en BAFICI de este año, "La princesa de Francia" es un producto con inconfundible sello propio para tener en cuenta.