La noche del demonio

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

El suceso actual del cine de terror se titula La Noche del Demonio.

Comienza de manera muy clásica: una joven familia norteamericana se muda a una casa en la que comienzan a suceder fenómenos paranormales. Aterrados por ruidos, apariciones y otras manifestaciones sobrenaturales, deciden mudarse. ¿Fin de la película? Nada que ver: el Mal los acompaña a la nueva vivienda. El motivo: uno de los tres hijos del matrimonio, luego de quedar en una especie de coma, es rondado por espíritus nada amigables y por un perverso demonio. Sus padres deberán actuar rápido antes de que el niño termine poseído por las fuerzas del más allá.

En la década pasada, el director australiano —aunque nacido en Malasia— James Wan demostró ser un nuevo talento en el género de horror. Su ópera primera fue El Juego del Miedo, un hit que género imitaciones, parodias y varias secuelas. Luego filmó El Silencio de la Muerte, mucho menos exitosa pero con ratos de bastante miedo. También probó que podía con otros géneros y nos dio la efectiva película de venganza Sentencia de Muerte, con Kevin Bacon y Garret Edlund. La Noche... lo reúne nuevamente con su amigo, el actor y co-guionista Leigh Whannell, a quienes se suman los responsables de otro reciente éxito comercial en materia de sustos: Actividad Paranormal.

Esta vez, Wan se nutre de tópicos reconocibles en las mejores películas de terror: familias, niños, fantasmas y/o seres demoníacos. Historias en las que el terror no se encuentra en un castillo europeo ni en bosques sino en la casa de cualquiera de nosotros. Imposible no pensar en El Exorcista, La Profecía, El Resplandor y, sobre todo, Poltergeist. De hecho, la película captura muy bien el sabor y los climas de aquella obra dirigida por Tobe Hooper y producida por Steven Spielberg (Según cuenta la leyenda, Spielberg dirigió las mejores escenas). Sin renegar de las evidentes influencias, Wan le da personalidad a su film, y logra secuencias escalofriantes, sobre todo en la primera mitad de la película. Tampoco se priva de homenajearse a sí mismo: en el pizarrón de un aula aparece dibujada la cara del siniestro muñeco que usaba Jigsaw (Tobin Bell) para comunicarse con sus víctimas en El Juego...

La segunda mitad aparecen las explicaciones y la resolución, que incluye más fantasmas e intentos de salvataje en el mundo de los muertos. Sí, también a la manera de Poltergeist, pero mostrando lo que hay en ese otro plano de existencia.

También hay algunas fallas y baches en el guión (uno de los hijos casi desaparece de la trama en determinado momento, y no por culpa de los espectros), pero tampoco hunde el resultado final.

Además de tenerla clara a la hora de asustar, Wan también es muy correcto a la hora de elegir actores. Patrick Wilson y Rose Byrne interpretan al matrimonio que no sólo debe aprender a llevar adelante una familia sino que, para colmó debe lidiar con criaturas del inframundo. El pequeño Ty Simpkins es Dalton, el hijo cuyo cuerpo es codiciado por ánimas en pena y por un monstruo de cara roja. También aparece la cada vez más reaparecida Barbara Hershey, quien supo protagonizar un film de características similares en 1982: El Ente. Whannell, además de co-escribir, compone a un parapsicólogo nerd que utiliza aparatos extravagantes.

Sin ser una obra cumbre del género, La Noche del Demonio es una interesante propuesta para dejarse asustar un rato.

¿Si habrá secuelas? El final y el éxito económico hablan por sí solos.