La memoria del muerto

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Sangre y terror argentinos

Los primeros minutos de La memoria del muerto ya definen una de las cuerdas que tocará la película en su desarrollo posterior: Jorge, el personaje que interpreta Gabriel Goity, muere más de una vez.

De allí en adelante se sabrá que su esposa (Lola Berthet) tiene en sus manos un manifiesto donde la intención del muerto (o no) es reunir a sus amigos y parientes más íntimos en un caserón de lujo. De allí en adelante las cuerdas del inicio, acumulativas y ruidosas, que se expresan a través de voracidad gore, trastocan a otras, donde el suspenso, el miedo al miedo (eje central de las mejores películas del género) y la composición pictórica del plano (herencia del "giallio" –horror– italiano) junto al uso (y abuso) del gran angular de cámara (gracias a Kubrick por El resplandor), articulan un discurso diferente, donde la sutileza se impone al trazo grueso. En ese triple juego entre el terror exhibicionista, el horror fuera de campo y la formulación pictórica de una trama rutinaria, La memoria del muerto navega con resultados más favorables que contraproducentes. Efectivamente, el encierro de los personajes, la asfixia por sobrevivir en un espacio agobiante que resiste al afuera (otra influencia notoria: los mejores films del gran John Carpenter) se impone al uso y exceso de esas cámaras veloces, técnicamente irreprochables, pero también autosuficientes, a las que tanto recurriera San Raimi en sus años '80 con Diabólico y Noche alucinante. Sin embargo, un aspecto curioso del film de Diment es que no es un pastiche más de invocaciones satíricas y paródicas sobre el terror, un género que parece resucitar en los últimos años en Argentina con exponentes atendibles o de inmediato olvido. La película tiene vida propia, aun cuando necesite de la cita y la invocación a determinados referentes. El maravilloso plano donde la sangre se desliza por el vidrio de un auto conformará a los fans del género y a los amantes de la hemoglobina cinematográfica más exigente. Siguiente film de Diment luego de Parapolicial negro, documental-ficción sobre la Triple A, La memoria del muerto es otro tipo de terror, más sanguíneo y directo, con algún brujo pero con muchos fantasmas.