La más bella

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La ópera prima de Anne-GaëlleDaval gira en torno a Lucie, una mujer soltera, madre, que acaba de superar una batalla contra el cáncer de mama. Un cáncer que la dejó además de los traumas psicológicos propios de la enfermedad, con muchas inseguridades sobre su cuerpo, su forma de mirarse y por lo tanto de esperar que la vean los otros. Aunque su hermano, un doctor que es mucho más relajado en su manera de ser y ser percibido, le dice que tiene que aprovechar y vivir su vida. Es fácil decirlo pero no hacerlo, hasta que Clovis aparece en escena, un hombre soltero y seductor, Lucie comienza a plantearse y replantearse un montón de cosas sobre sí misma.
Así es que llega a Dalila, una señora que tiene un negocio de pelucas en el frente y un estudio detrás donde enseña a otras mujeres que pasaron por situaciones similares, a quererse, a mirarse, a acariciarse. Y cuyo diploma sería un espectáculo burlesque protagonizado por todas ellas, mujeres normales en lencería sexy, bailando y desvistiéndose.
Lucie, en este camino hacia volver a enamorarse de ella, lidia además con la imponente figura de su madre, que le reclama todo el tiempo que debería encontrar un hombre que cuidara de ella, y es además quien decide hasta cómo tiene que vestirse cada mujer en su mesa. Una mesa en la cual Hortense, la hija de Lucie, no se siente ni nunca se va a sentir cómoda de la manera que esperan.
Toda la película está llena de cuestiones sobre las diferentes nociones de ser mujer. Las impuestas por una sociedad a lo largo de tantos años, y las que nos imponemos nosotras mismas. “Una no nace mujer, se hace”, ya lo dije Simone De Beauvoir y es Dalila quien se los va a recordar a aquellas mujeres que no se muestran porque no se ven lo bella que en realidad son.
Para Lucie no va a ser sencillo. No quiere decirle a Clovis de su enfermedad pero al mismo tiempo esto los va separando. “La más bella” es una comedia romántica que en realidad no gira principalmente en torno a esta relación, sino que es una de las aristas que Lucie tendrá que trabajar para conseguir la meta principal: aceptarse así de bella como es.
Un retrato sobre mujeres, enmarcado por lo difícil que es transitar una batalla como la del cáncer, pero también aquellas que luchan contra mandatos sociales. La buena esposa, la buena madre, la buena hija; conceptos construidos para controlar.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Si bien el film apunta a este estilo de comedia romántica interesante, en el que no es la necesidad de estar con un otro lo principal de la cuestión, no termina de aprovechar los elementos que tiene en sus manos. Algunos clichés, ideas subrayadas y una composición de personajes que no siempre funciona rondan a lo largo de un film que en el apartado técnico tampoco tiene mucho para destacar. De todos modos se agradece la delicadeza y el tacto con el que está tratado una temática que fácilmente puede llevar a lugares comunes.
La película escrita y dirigida por Daval es entonces un amable, más cercano al drama ligero que a la comedia romántica en la cual se encuadra, retrato sobre ser mujer y la necesidad de escapar a los moldes que otros nos imponen y sentirse cómoda en la propia piel.