La luz del fin del mundo

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Opera prima del actor Casey Affleck, acá también protagonista y guionista, además de director. En un futuro impreciso pero cercano, una enfermedad ha diezmado casi por completo a la población femenina. No hay ni una sola mujer excepto una niña cuyo padre viste de niño para protegerla del mundo exterior. Ambos recorren los bosques acampando y eventualmente se acerca a una casa o un pequeño pueblo. El mundo se ha vuelto raro y hostil. Y por supuesto que sin mujeres tiene los días contados.

Sin intentos de realismo ni explicaciones, la película arranca con el padre intentando enseñarle todo lo que puede a su hija para que pueda crecer y convertirse en una buena persona. Discuten sobre ética y moral, mientras deben aprender cosas más cotidianas para sobrevivir. La película los tiene a ellos dos como casi exclusivos protagonistas, con la excepción de las breves apariciones de otros personajes.

Affleck se toma su tiempo para describir a sus dos personajes centrales por los que el espectador terminará sintiendo un enorme cariño. La película se va volviendo angustiante de solo pensar en que les pueda pasar algo. Hacia el final las charlas iniciales de ambos cobran sentido y se vuelven reales. La película adquiere entonces potencia y emoción en grandes dosis. Affleck tiene muy claro lo que quiere contar, sin agregados ni desviaciones. La película consigue su objetivo sin responder a ninguna demagogia de mercado ni lugares comunes.