La fuerza del amor

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

Emotivo canto a la libertad y al amor

"No se nace mujer: se llega a serlo". Esta máxima de la escritora francesa Simone de Beauvoir es aplicable a la activista birmana Aung San Suu Kyi, una figura emblemática de la oposición a la opresora y represiva dictadura militar que ocupó el poder entre 1962 y 2011.
Sobre esta mujer fuerte, serena y audaz se ocupa este filme del cineasta Luc Besson, quien abandonó los filmes policiales para realizar una biografía cargada de emoción y rigor histórico, a partir de un guión escrito por Rebecca Frayn.
Y como lo señala el título impuesto en nuestro país, Besson también rescata el valor familiar, tan degradado en estos tiempos, al mostrar el profundo amor conyugal, la fidelidad y el compromiso que existió entre Suu Kyi y su marido, el académico inglés Michael Aris, quien falleció de cáncer en marzo de 1999. Y de ambos por sus hijos Alexander y Kim.
Suu Kyi nació en Rangún, Birmania (hoy Myanmar), el 19 de julio de 1945. En 1947 su padre, el general Aung San, líder de la lucha por la independencia de su país, fue asesinado por un grupo de militares rebeldes que se identificaban con un pañuelo rojo al cuello.
Siendo joven, Suu Kyi se radicó en Londres y estudió en la Universidad de Oxford. Allí conoció a Michael Aris, con quien se casó en 1972.
En 1988 Suu Kyi regresó a Birmania para asistir a su madre enferma y desde entonces no pudo salir de su país. Apenas arribada, fue testigo de las sangrientas represiones ejecutadas contra manifestantes que enarbolaban como estandarte la imagen de su padre.
A pedido de intelectuales y estudiantes, Suu Kyi asumió la conducción de un movimiento opositor y en 1990 fundó la Liga Nacional para la Democracia. Basó su lucha en "los principios sagrados de la moral", en el ejemplo de Ghandi y en un apotegma que dice: "Sigue esperando lo mejor, mientras te preparas para lo peor".
El 14 de octubre de 1991 la Academia de Suecia le concedió el Premio Nobel de la Paz, que ella pudo retirar recién el 16 de junio de 2012, lo mismo que el doctorado honoris causa que en 1993 le había conferido la Universidad de Oxford.
Quince de los últimos veintiún años, Suu Kyi vivió privada de libertad, ya sea en presión o con arresto domiciliario. El régimen dictatorial pretendió utilizar la enfermedad de su marido para que se fuera del país y así deshacerse de ella, pero no lograron doblegarla.
Por eso y por su denodada lucha a favor de la libertad, la dignidad, los derechos humanos y la reconciliación de las etnias de su país, recibió el hermoso apodo de "La orquídea de acero".
Estas son algunas de las muchas cuestiones presentes en este filme, que reconoce dos actuaciones brillantes: la de Michelle Yeoh, de recordada intervención en El tigre y el dragón , como Suu Kyi, y la del inglés David Thewlis como Aris.
Hoy que tanto se habla de amor, libertad y derechos humanos, resulta recomendable que este filme se vea en todos los colegios secundarios.