La esposa

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Al escritor Joe Castleman (Jonathan Pryce) lo despiertan en medio de la noche con una llamada telefónica en la que le informan que ha ganado el Premio Nobel. A la incredulidad le siguen la emoción y la alegría. Junto a él está Joan (una magnética Glenn Close), su esposa desde hace cuatro décadas, su sostén en todos los terrenos. Sin embargo, eso de ser una suerte de bastón (afectivo, médico, organizativo) de un hombre célebre no es algo que ella acepte con docilidad. Así, cuando la pareja viaje a Estocolmo a recibir el galardón, esos resentimientos acumulados durante tantos años empezarán a manifestarse de la más inesperada manera.

Esta tragicomedia -algo teatral en su propuesta- está basada en un best seller de Meg Wolitzer y va del presente (el antes, el durante y el después de la solemne ceremonia) al pasado (escenas ambientadas entre 1958 y 1960 ) con unos flashbacks que permiten al espectador ir descubriendo los secretos y mentiras de los Castleman.

En sus mejores pasajes, la película expone con cierta ironía y acidez el cinismo y la hipocresía del mundillo literario y de los protagonistas. En otros, el director sueco Björn Runge ( Al final del día, Happy End) apela a una excesiva crueldad hacia los personajes y a algunas resoluciones un poco obvias. De todas maneras, los buenos momentos de humor negro y la excelencia de las actuaciones hacen de La esposa una atractiva propuesta.