La creciente

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Matías, un joven marginal, llega escapando a unas islas del río Paraná. En un ambiente ajeno, incómodo, intenta rearmar su vida, pero las tensiones que se generan con su llegada lo devuelven hacia su pasado delictivo y a tener que enfrentar una vez más la idea de huir para sobrevivir. La supervivencia a condiciones y situaciones extremas en este lugar tan distante de convertirse en un refugio será el punto de partida del film dirigido por Franco González y Demián Santander.
El paisaje cultural del río Paraná se convierte en el protagonista de una historia en donde la tensión y la crudeza se reflejan el estado salvaje. El manto de belleza natural que alberga al relato, desde la mirada externa del espectador, oculta los conflictos sociales de unos seres marginales que lo habitan y se vincula de forma agresiva. Lejos de toda mirada romántica, este drama de iconografía rural, inspirado en la música y la literatura litoraleña, prefigura un microcosmos hostil y violento.
Valiéndose de una fotografía que se apoya en luz natural, “La Creciente” persigue un estilo documental de cámara en mano, independiente y realista, que en su sequedad coloca al espectador dentro del relato. El tono rudimentario, austero y para nada ampuloso toma elementos genéricos del western para desarrollar una tragedia familiar cuyo ápice dramático colocará a sus personajes fuera de la ley, inmersos en un territorio hostil y primal.