La chica del sur

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Acerca de los pasados imperfectos

El director José Luis García armó un documental cuyo punto de partida fue una visita suya a Corea del Norte, a fines de los años '80, poco antes de la caída del Muro. A lo largo de tres viajes, le encontró la vuelta a una gran historia.

Un viaje, otro viaje, uno más. José Luis García (Cándido López: los campos de batalla) concibió un documental de búsqueda, y como los grandes títulos acordes al género, un trabajo donde el azar y la casualidad fueron construyendo un material estético de notable valor.
Por razones fortuitas, a fines de los años '80, el director viajó a Corea del Norte al encuentro del Festival Mundial de Jóvenes y Estudiantes, a pocos meses de la caída del Muro. La casualidad lo cruzó con Im Su-kyong, la chica del sur coreano, una manifestante estudiantil con un objetivo claro: unificar al país dividido desde el fin de la Segunda Guerra. Muchos años después, el director viajaría otra vez a aquella Corea y se produciría el reencuentro. Y poco tiempo más tarde, el tercer viaje, el de ella a Argentina.
García recurre a la voz en off, descriptiva e irónica, para mostrar a aquel mundo de jóvenes militantes (las imágenes dejan ver a Eduardo Aliverti y Hernán Lombardi unidos por la misma causa), donde se prevé un desenlace de época. Imágenes filmadas en VHS que cobran vida, como si se tratara de una resurrección estilo Woodstock vigilada por un sistema determinado.
Pero Im Su-kyong es el personaje que sobresale en ese contexto a través de sus declaraciones, palabras, gestos y un cuerpo diminuto que carga con el peso de un país partido en dos. En este punto, García modifica el objetivo del documental: la Historia, con mayúscula, se transforma en una obsesión por ese personaje de décadas atrás. De ahí surgirá la nueva travesía, la posibilidad del encuentro con Im Su-kyong, el pasado que estalla en pálidos recuerdos, el presente que se fortalece, la permanente sospecha de ese objeto de deseo (estético) que la cámara de García registra al detalle pero con pudor, temor, silencios.
La chica del sur son tres viajes donde se grafica la Historia junto a otra historia, equilibradas ambas a través de un minucioso trabajo de edición, donde el director cobra protagonismo por encima de su personaje, acaso planteándose dudas políticas y sociales pero también incertidumbres públicas y privadas. Es que La chica del sur es un viaje hacia el pasado pero una apuesta al presente, donde aquel mundo que se resquebrajaba a pedazos se fusiona a una historia personal protagonizada por una joven líder entre las Coreas y un cineasta que le encontró la vuelta, como ocurre en todo gran trabajo de estas características, para que ambos sean protagonistas de una gran Historia.