La biblioteca de los libros olvidados

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

Arqueología literaria

Mientras que buena parte de la comedia francesa contemporánea suele volcarse a películas muy esquemáticas y simplonas de los rubros romántico, familiar y social/ étnico/ religioso, La Biblioteca de los Libros Olvidados (Le Mystère Henri Pick, 2019) en cambio sí nos ofrece una historia propiamente dicha y bien estructurada que encima posee características de evidente cadencia detectivesca: este muy entretenido film, escrito y dirigido por Rémi Bezançon, se centra en la pesquisa que encaran Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini, una figura muy habitual del cine galo), el conductor de un programa televisivo de crítica literaria, y Joséphine Pick (Camille Cottin), una habitante del pequeño pueblo de Crozon, con el objetivo de tratar de dilucidar quién es el verdadero autor de una novela que se ha transformado de la noche a la mañana en un enorme éxito de ventas, Las Últimas Horas de una Historia de Amor, atribuida al padre fallecido de Joséphine, el enigmático Henri Pick.

El libro, el cual presenta en paralelo las postrimerías de una relación amorosa y la lenta muerte del gran poeta ruso Aleksandr Pushkin debido a una herida recibida durante un duelo con un militar francés, es hallado por Daphné Despero (Alice Isaaz), una joven editora de Grasset que trabaja para la mandamás Inès de Crécy (Astrid Whettnall), en una sección muy peculiar del archivo público literario de Crozon llamada “La Biblioteca de Libros Rechazados” por aglutinar textos que -precisamente- han sufrido el ninguneo sistemático de las pequeñas, medianas y grandes editoriales y jamás fueron publicados. Cuando en una entrevista en vivo Rouche ataca con vehemencia a Despero y a la viuda de Pick, Madeleine (Josiane Stoléru), por lo que considera una mentira publicitaria por demás conveniente, la movida lo lleva a perder su trabajo y desencadena el divorcio del hombre con su esposa, Brigitte (Florence Muller), y que sea expulsado de golpe de su propia casa.

Lo mejor que puede decirse del guión de Vanessa Portal y Bezançon, a partir de la novela homónima del 2016 de David Foenkinos, es que no anda con demasiadas vueltas y va directo al meollo del asunto, léase la incógnita sobre la autoría del libro a sabiendas de que el Henri Pick de carne y hueso no se ajustaba para nada al perfil de un escritor capaz de generar una novela que unánimemente fue calificada de obra maestra, en especial debido a que el susodicho fue el dueño de una pizzería que jamás leyó o escribió demasiado en su vida. Por supuesto que la “pareja dispareja” conformada por Jean-Michel, dispuesto a lo que sea para refutar a todos y recuperar su credibilidad como crítico literario, y Joséphine, primero interesada en evitar que Rouche desacredite a su padre y después continuando por curiosidad, cuenta con algún ribete romántico solapado que sin embargo en el trajín pasa a segundo plano porque en esta oportunidad lo determinante es la investigación en sí del dúo y el meticuloso trabajo de arqueología que llevan a cabo para desentrañar el misterio, una labor de tipo policial que los lleva a cotejar archivos de proyectos editoriales que quedaron en la nada y a entrevistar a varias personas vinculadas a Las Últimas Horas de una Historia de Amor y a las raras circunstancias en las que terminó siendo descubierta de casualidad.

Como afirmábamos antes, La Biblioteca de los Libros Olvidados quiebra el patrón del cine francés porque apuesta a un relato con peso propio que va más allá de los catalizadores narrativos habituales y los recursos del género de turno, una comedia dramática que nos regala con inteligencia diversos “sospechosos” y hace verosímil el periplo de los personajes de Luchini y Cottin sin caer en ideas preconcebidas baratas acerca de la idiosincrasia de cada uno, lo que implica que por una vez tenemos en pantalla a seres contradictorios y no simples esbozos de bípedos reales. Todo el elenco está muy bien y además de los citados, se destacan Bastien Bouillon como Fred Koskas, la pareja de Despero y un escritor no reconocido, y la genial Hanna Schygulla -actriz fetiche de Rainer Werner Fassbinder- en el rol de Ludmila Blavitsky, la ex esposa de uno de los posibles autores, Jean-Pierre Gourvec (Marc Fraize), el gran responsable de haber creado La Biblioteca de Libros Rechazados. Bezançon, de amplia experiencia dentro de la comedia, redondea un film ameno y eficaz que examina los circuitos de legitimación artística, el peso del marketing más burdo y las farsas que los dos enclaves previos habilitan a diario con vistas a inventar hits en mercados cada día más y más saturados de obras irrelevantes, parecidas, huecas y/ o paupérrimas…