La ballena

Crítica de Denise Pieniazek - EscribiendoCine

La ballena (The Whale, 2022) dirigida por Darren Aronofsky (Pi, Réquiem por un sueño, La fuente de la vida, El luchador, El cisne negro, ¡Madre!) es una transposición de la obra de teatro homónima de Samuel D. Hunter, quien también escribió el guión de la película. El relato cuenta la historia de Charlie -interpretado por un conmovedor Brendan Fraser- un hombre que padece una obesidad severa y que nunca sale de su hogar. Charlie es un inteligente profesor que dicta clases virtuales e intenta recomponer su vínculo con su única hija Ellie (Sadie Sink). Ella junto a su amiga y enfermera Liz, son sus únicos lazos afectivos, los cuales representan dos caras opuestas de una misma moneda. Mientras que su hija le recrimina con hostilidad el haberla abandonado en su niñez, Liz se preocupa constantemente por él. Charlie posee pocos intercambios con el mundo exterior, uno de ellos es un misionero llamado Thomas ( Ty Simpkins), quien dice representar a la iglesia “New Life”, organización que Liz aborrece.

Este drama psicológico dosifica de forma paulatina e intrigante la información sobre el pasado de Charlie y Liz, y cómo es que el esquema actancial se conecta entre sí. En el universo diegético que se representa la homosexualidad parece no ser posible, pues si se escoge ese camino el final es punitivo simbólicamente. Al respecto, constantemente la obra expresa una fuerte crítica hacia la iglesia y su mirada despectiva respecto a la homosexualidad.
En relación al título de la obra, éste tiene un doble sentido, por un lado, refiere a un ensayo literario sobre la novela Moby Dick de Herman Melville que tiene un significado muy particular para Charlie (por cuestiones que se irán revelando a lo largo de toda la película) y por el otro, en el sentido de la inmensidad corporal del personaje. Al respecto, se vuelven a abrir dos líneas de lectura, por un lado, es sabido que lamentablemente algunos se refieren peyorativamente como “ballena” para agredir a una persona obesa y por otro lado, la película quiere metaforizar respecto a la conexión que el personaje posee con el mar, con la “vuelta al origen” y su recuerdo más feliz. Esto es enfatizado mediante el único espacio con una puesta en escena muy teatral, que funciona como una “pecera” clausurando el espacio del protagonista sobre sí mismo, porque “protege a los demás de su triste historia”. Nótese que adrede las paredes de su casa son celestes desaturadas, su vestimenta oscila entre tonos azules y grises, al igual que la expresiva mirada que emana de sus ojos azules.

De igual modo, dos representaciones parecen tensionar lo que el público puede percibir de la narración. Pues por momentos parece haber una contradicción entre qué se quiere contar y cómo es narrado. Aunque a veces muestra empatía hacia lo que padece el protagonista, y figura como su padecimiento lo excede, en otras escenas mediante la moral parece juzgarlo. Mientras que por instantes el relato se acerca a su antihéroe desde la emoción, en otros se aleja desnudándolo, deseando producir rechazo o una impresión negativa en el espectador. La narración oscila constantemente entre exponer las consecuencias clínicas de la obesidad y retratar la psicología del personaje. Al parecer, lo que ha llevado a Charlie a su estado es una profunda angustia y culpa ante la pérdida de un ser querido. Recientemente la comediante argentina “Costa” nos invita a reflexionar al preguntar ¿Qué es primero la depresión o la obesidad? Dicha indagación resulta más que pertinente para analizar la película y el desarrollo del protagonista ¿Será por culpa que Charlie se castiga inconscientemente a sí mismo? ¿Será por eso que ya ni la comida le produce satisfacción? ¿La película es realista o cruel al mostrar que ni masturbarse ni alimentarse son placenteros? En consecuencia, si el largometraje nos invita debatir sobre todas estas cuestiones, bienvenido sea.

La película lleva varias nominaciones y premios ganados entre los que se encuentran los premios Golden Globes, Critics Choice Awards, BAFTA, SAG Awards y el Festival de Cine de Venecia. Es pertinente recordar que la entrega de los premios Oscars es el domingo 12 de marzo y Fraser es uno de los favoritos en la terna Mejor actor protagónico… ¿Será que realmente la industria cinematográfica le permita al intérprete volver a posicionarse como una estrella?