La acusación

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

La verdad de las formas jurídicas.

En la India el nuevo capitalismo convive con las sectas religiosas, las antiguas costumbres cohabitan con las modas occidentales y la extrema pobreza tiene su contracara en la riqueza de las clases acomodadas y en la emergencia del país como potencia mundial. En La Acusación (Court, 2014), la antiquísima herencia cultural india se funde con las heridas infringidas a su identidad por la colonización británica, el largo proceso de independencia (signado por las revueltas y la desobediencia civil liderada por Mahatma Gandhi), la construcción de una república parlamentaria, la pobreza endémica y la corrupción de su sistema político y jurídico.

Tras una actuación en la calle, Narayan Kamble, interpretado por el conocido músico y poeta Vira Sathidar, es detenido como una amenaza a la paz y la seguridad social, acusado de incentivar el suicidio de un trabajador con las letras de sus canciones. A partir del injustificado arresto del cantante popular y docente y su defensa por parte de un abogado de clase alta que trabaja en casos relacionados a los derechos civiles, la película desnuda los pormenores de toda la corrupción policial en connivencia con el poder judicial de la India.

El proceso jurídico se desarrolla como una farsa kafkiana en la que la verdad es irrelevante y solo funciona como una parte del engranaje de un sistema legal que fagocita individuos. Las diferencias de clases se confunden con el sistema de castas y desnudan los problemas de la India para insertarse en el capitalismo occidental como un mercado emergente hiperflexibilizado. A través de Narayan, La Acusación da cuenta de la protesta popular, las injusticias y la percusión política; mientras que en el abogado, el film representa la India moderna, que lucha por salir del oscurantismo de las leyes neocoloniales. La fiscal, por su parte, funciona como la contraparte del sistema legal, que siguiendo los procedimientos de la imputación busca un ascenso en el intrincado régimen.

Finalmente el juicio resulta tan solo un fragmento de este sistema que mantiene a los acusados permanentemente atrapados en la telaraña judicial a través de la sistemática persecución policial que inventa cargos y testigos. La Acusación se erige como un retrato de las contradicciones de la India, un país en el que los derechos civiles chocan contra una pared infranqueable y la pobreza convive con la riqueza de los jóvenes ingenieros que logran un puesto en alguna multinacional.

Las extraordinarias canciones de Vira Sathidar, un artista de gran importancia, son parte de este film sobre la injusticia, el avance de la criminación de la protesta y la falta de libertad de expresión y valores democráticos en un país que supo tener líderes de la talla de Jawāharlāl Nehru y el propio Gandhi. El director Chaitanya Tamhane toma para su ópera prima lo mejor de la tradición del cine social occidental y lo combina extraordinariamente con la idiosincrasia y las costumbres indias para crear una obra de gran sensibilidad y valor, que cuestiona las leyes y la mentalidad de su país en una época en la que las corporaciones multinacionales se apoderan de la India como otrora lo hizo la Corona Británica.