Kingsman, el servicio secreto

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Numerosos destellos de originalidad la diferencian de otras parodias de James Bond
Mezclado entre el grueso de las películas más nominadas al Oscar aparece de pronto en la cartelera un estreno británico de notable factura técnica, artística y comercial.
“Kingsman: el servicio secreto” es el quinto largometraje del inglés Matthew Vaughn (“Stardust”, “Kick-Ass”, “X-Men: primera generación”) con un reparto en su mayoría de igual origen y un nivel parejo de actuaciones, con actores por un lado consagrados como Colin Firth, Michael Caine y Samuel L. Jackson y otros casi debutantes.
Se trata a no dudarlo de una parodia de las películas de James Bond con la enorme ventaja de exhibir numerosos destellos de originalidad, algo difícil de lograr a esta altura de la historia del cine.
La acción es casi continua como se ve desde la escena inicial en que desde un helicóptero dos agentes secretos ultiman a unos rebeldes al compás de la canción “Money for Nothing” de Dire Straits. Corre el año 1997 y en la siguiente toma veremos cómo, para desgracia de Harry Hart alias Galahad (Firth), muere un colega en acción. Cuando poco después le comunique a la esposa del fallecido la mala nueva entrará en contacto con Eggsy, el pequeño hijo de la viuda. Les ofrecerá un medallón en cuyo reverso figura su teléfono; la culpa lo carcome por lo que les ofrece que en casi de poder de alguna manera ayudarlos no dejen de contactarlo.
17 años después el relato se traslada a un paisaje nevado de… Argentina curiosamente. Y recién habrán pasado quince minutos de una película que dura algo más de dos horas, que no se sienten.
El siguiente será el momento en que el ahora joven Eggsy (el novel Taron Egerton), portador del medallón, a punto de ser condenado a prisión llame al número de teléfono del mismo y sea salvado por quien se lo había entregado.
De allí en más, junto a otros ocho jóvenes será reclutado para aspirar a ser quien, entre los nueve aspirantes, sea incorporado a Kingsman, la agencia internacional de inteligencia independiente como se lo explica Galahad, su mentor. El instructor de nombre Merlin , buena caracterización de Mark Strong (“El código Enigma”) los someterá a una serie de ingeniosas pruebas donde se irán eliminando varios de los candidatos hasta quedar sólo tres, obviamente Eggsy, Roxy (Sophie Cookston en su primer largometraje) y otro joven.
La historia se bifurcará con la aparición del inevitable “malo”, Valentine (Samuel L. Jackson) cuya ambición es dominar al mundo y Gazelle (Sofia Boutella) su asistente, con extrañas extremidades inferiores que parecen y se comportan como cortantes cuchillos.
Colin Firth, ganador del Oscar por “El discurso del rey”, vuelve a lucirse como lo hiciera hace poco en “Magia a la luz de la luna”. Pero su carrera arranca hace ya 30 años con su impactante debut en un rol protagónico, junto a Rupert Everett, en “Historia de una traición” (“Another Country”). Aquí personifica a la figura principal pero no excluyente de este relato que en su segunda mitad se apoya fuertemente en los personajes de Eggsy y Valentine.
Se confirma una vez más que los actores ingleses, aquí mayoría salvo Samuel L. Jackson, son la garantía de calidad interpretativa que explican en gran medida los méritos de “Kingsman”.