Kick-Ass

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

2010 parece ser el año de los super(anti)héroes cinematográficos. De nuestras Pampas surgió Zenitram. Ahora tenemos a Kick-Ass. Porque Dave no tiene superpoderes como Peter Parker/Hombre Araña ni el poder adquisitivo de Bruce Wayne/Batman o Tony Stark/Iron Man. Pero se convierte en un justiciero enmascarado.

La película tampoco es la típica aventura como las protagonizadas por Superman o el mencionado Hombre Murciélago. La incorrección política está a la orden del día, y en dosis como para saciar al más deforme de los freaks. ¿Suena exagerado? Para que se den una idea, un padre vengativo (Nicolas “Michifus” Cage) prepara a su hijita de 11 años (Chloe Moretz) para que sea una heroína indestructible. Para eso, le dispara repetidas veces en el pecho, justo donde la nena lleva puesto un chaleco antibalas. No, no es algo visto comúnmente, y menos en producciones de gran presupuesto.

Y aunque es muy entretenida, con un ritmo frenético y situaciones desopilantes, da la impresión de que el film no termina de decidirse por un tono preciso. Por un lado es una estudiantina sobre Dave, sus amigos —tan nerds como él— y la chica de sus amores (la subtrama de Dave haciéndose pasar por gay para acercarse a ella es remañida y no aporta demasiado a la historia, más allá de que a Dave le sirva, al final). Por otro lado, también es una película de violencia tarantinezca. Además, pretende satirizar a la figura del superhéroe... Pero no termina de haber una cohesión entre las partes. La manera en que va de una cosa a la otra es desconcertante. Hay largometrajes en donde el equilibrio entre diferentes conceptos y géneros funciona de manera perfecta (Tres Reyes, de David O’Russell, y Bastardos sin Gloria, por nombrar dos) y es posible que los responsables hayan querido algo similar, pero no está logrado.

Aaron Johnson (quien viene de interpretar a un joven John Lennon en Nowhere Boy) parece haber nacido para el muchacho poco agraciado, que de pronto deviene en un hombre de acción a costa de puñaladas y caídas de los comienzos. Mark Strong vuelve a interpretar a un villano, siempre con talento y gracia. El implante capilar de Nic Cage no hace tanto ruido...

Pero la que se roba la película, la que suma puntajes en toda calificación de Kick-Ass, es Chloe Moretz como la mortífera Hit-Girl, capaz de despachar a un ejército de mafiosos ella solita, y valiéndose de armas de fuego, cuchillos y otros elementos que cualquier infante no debería tocar. La joven actriz tiene un futuro muy prometedor. De hecho, pronto la veremos como una niña vampira en la remake estadounidense de la joya sueca Criatura de la Noche, que dirige Matt “Cloverfield” Reeves.

El británico Matthew Vaughn empezó su carrera como productor, sobre todo de las dos primeras películas de Guy Ritchie: Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes y Snatch: Cerdos y Diamantes. De ahí pasó a dirigir No Todo es lo que Parece, también de gangsters, pero con un tono más serio y protagonizada por Daniel Craig. Luego se despachó con la aventura fantástica Stardust: El Misterio de la Estrella, basada en una novela de Neil Gaiman. Kick-Ass, su tercer opus, demuestra que es un realizador imaginativo, que no teme incorporar a sus historias elementos extravagantes, como un pirata travesti (Robert De Niro) en Stardust. Vaughn Estuvo por dirigir X-Men 3: La Batalla Final, pero no pudo hacerlo por problemas personales. La carrera le dio otra oportunidad, ya que está preparando X-Men: Firts Class, con James McAvoy como el Profesor X y, dicen, Aaron Jonson haciendo de Magneto. M. V. también hará Kick-Ass 2: Balls to the Wall, anunciada para 2012.

Al comienzo de la película Dave le pregunta a sus amigos por qué nadie trata de convertirse en superhéroe.

Otro personaje de ficción, en otra parte del mundo, un antes que el Dave cinematográfico, se hizo la misma pregunta.

DOMÉSTICO

Kick-Ass está basada en un comic escrito por el escocés Mark Millar y dibujado por John Romita Jr., publicado en abril de 2008 por Icon Comics (perteneciente a la todopoderosa Marvel), no sin pocos contratiempos.

En mayo de 2007, la editorial argentina Domus publicó Doméstico. Con guión de Sebastián De Caro y dibujo de Diego Greco, Doméstico cuenta las andanzas de Mariano, un universitario para nada winner, un soñador como los que ya no quedan, con un objetivo muy específico: convertirse en superhéroe, a pesar de que carece de superpoderes. Como verán, la premisa es la misma que Kick-Ass. Y si agregamos que Mariano manda a que su abuela le haga un traje verde, como de buzo, con una máscara del mismo color (“Me elegí el verde, no recuerdo este verde en nadie. Doméstico tiene que ser verde”)... Y no dijimos que el Dave de la pantalla grande luce un peinado igual al de...

Es verdad que Mariano se convierte en Doméstico para recuperar un viejo amor y destrozar al imbécil malnacido que tiene por novio. Es verdad que Mariano llega a extremos algo retorcidos para conseguir su meta (escapa de la institución mental en la que estaba internado, asalta un supermercado). Es verdad que Mariano termina siendo más perdedor, pero más tierno, que Kick-Ass. Pero los paralelismos entre una obra y la otra —paralelismos que desde hace tiempo vienen conociéndose a través de Internet— son desconcertantes.

En una lucha cuerpo a cuerpo entre ambos no-titanes, ¿quién ganaría? Tal vez el cine nos lo permita ver algún día.