Khumba

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Para hablar de “Khumba” hay que comenzar diciendo que el mismo equipo sudafricano que hizo “Zambezia” vuelve a la carga. Con todo lo positivo de aquella producción y también con sus severas limitaciones. De presupuesto, de recursos técnicos, y también de ideas. En favor de este intento, hay que decir que no es sencilla la tarea de pelearle a los grandes estudios espacios en la categoría animación.
Desde esa perspectiva, hay que reconocer que la apuesta era arriesgada. La historia es bastante clásica y presenta a una cebra que no tiene todas las rayas que debería tener. En la vibrante Africa las manadas, son más bien conservadoras parece y Khumba, este simpático animal cuyo pelaje no es el mismo a los demás, comienza a parecer una amenaza para su grupo. Nació diferente y es mirada como alguien que no debería estar donde está, siendo incluso símbolo de pérdida del estado de gracia que estos animales tienen en su protegido hábitat.
En una sequía importante, sentirá el peso de ser el chivo emisario de su tribu y tomará la decisión de lanzarse a la planicie a buscar una alternativa a su destino. Con sólo la mitad de su cuerpo con rayas, nuestra protagonista necesita obtener lo que le falta, así que cuando aparece la noticia de que un legendario y mágico pozo de agua le permitiría conseguir las rayas que necesitan, Khumba sabe que deberá ponerse en marcha en pos de encontrar algo de paz en su perturbada existencia. Y para ello, emprenderá un camino en busca de su destino, junto a una serie de extravagantes secundarios, un ñu sobreprotector, Mamá V y Bradley, un obsesionado avestruz.
Si, hay un malvado (¿cuándo no? Phango, lineal), pero aquí la lucha contra el / los enemigos no sólo es física y de supervivencia del más apto, sino también hay cuestiones delicadas de temple y autoestima que se ponen en juego. El problema es que ningún conflicto parece tener la profundidad necesaria para atraer a la audiencia de edad promedio.
Los pequeños de la familia seguirán la trama sin dificultades y probablemente disfruten el interesante y colorido safari que presenta la cinta. Potencia este hecho que los productores son locales y recrean de manera muy vívida el terreno y la fauna de los escenarios. En ese sentido “Khuma” ofrece su mejor faceta: las texturas pueden no ser de lo mejor en 3D, pero son bastante fieles al lugar que caracterizan.
Lejos de la velocidad y carisma de clásicos como “Madagascar”, el director debutante Anthony Silverston (y guionista de “Zambezia”) se las ingenia para presentar el mejor producto posible, aunque el resultado es desparejo. Y no es una cuestión de la animación en sí, sino de la historia que presenta, donde se extrañan giros en el guión, más humor y mayor complejidad en la construcción de conflictos.
“Khumba” no genera movimiento en la platea, elige posicionarse en un lugar conocido (el típico film infantil donde el protagonico es un sujeto separado de su grupo original de pertenencia y que luego de un cambio personal, termina siendo aceptándose y se transforma en héroe o algo similar) y termina su recorrido como un producto que no trasciende, ni deja huella.
Sí hay que reconocerle que se hace camino al andar y quizás sea en próximas entregas, el estudio responsable encuentre más herramientas para refinar sus lanzamientos. Si no hay grandes expectativas, esta película permite que los chicos de la casa pasen un rato entretenidos conociendo más de la fascinante Africa. Quizás no sea poca cosa.