Justin Bieber's: Believe

Crítica de Camila Hojman - El rincón del cinéfilo

No todo lo que brilla es oro. El documental "autobiográfico" sobre Justin Bieber presenta al ídolo pop canadiense tanto dentro como fuera del escenario durante su reciente gira. El montaje a lo largo de la película será siempre el intercalado entre imágenes de la grabación de su disco, junto con filmaciones caseras de cuando era pequeño, videos de su vida cotidiana tomados con cámaras de baja calidad, fragmentos del show captados con cámara profesional o con celulares de los espectadores, y entrevistas a Bieber y sus allegados (léase su familia, amigos, manager, etc…).

Digamos, una estructura clásica televisiva de propaganda o promoción de un producto, como lo que realmente es, y esto lo confirma.

¿Por qué utilizo la palabra ídolo en vez de la palabra cantante? Antes incluso de que empiece la película ya figura la productora de Bieber: Bieber Time, que en español se traduciría como “El tiempo de Bieber”. Una manera algo bíblica de denominar a una productora si me preguntan (aunque bien podría ser un homenaje a Mc Hammer).

Luego, una cámara en mano muestra primeros planos del ídolo tocando el piano, mirándose al espejo, hablando de su “bigote”… Actividades cotidianas por las que las fans enloquecen.

Hablando de fans enloquecidas, la realización aprovecha para mostrar imágenes del tipo de público que asistía a los recitales de Los Beatles, allá por los años ‘60, y comparan la famosa escena de la llegada a Estados Unidos de la banda con la espera que hicieron las fans de Justin en el aeropuerto cuando éste arribaba al país. Además Sin ningún tipo de sentido, porque no se ahonda en el tema… Ni siquiera se escucha a los Beatles cantando, son imágenes en blanco y negro de las fanáticas de ese entonces y de la banda, en un intento (nefasto, por cierto) de equiparar a Justin Bieber con Los Beatles.

Ya dentro del estudio, se lo puede ver escribiendo letras, tratando de hacer creer que son propias, o son poesias.... componiendo canciones (prefabricadas), charlando con los productores, tareas que dejan ver el proceso de grabación y edición de "Believe", su tercer álbum de estudio.

Después de esa introducción arranca el concierto de Bieber, quien desciende con enormes alas en su espalda, cual ángel desde las alturas, para después desmontárselas y comenzar a bailar. Ya en el escenario, reproduce, imita muy mal algunos pasos de Michael Jackson, y se acomoda constantemente sus lentes de sol, lo cual puede resultar irritante considerando que los artistas comunican mucho a través de los ojos, de la mirada. A pesar de esto, el despliegue sobre el escenario es increíble, digno de una estrella. Con grúas en constante movimiento, más de veinte bailarines en escena, fuego, pantallas gigantes.....la música, como expresión artística, brilla por su ausencia.

En las entrevistas que le hacen al intérprete responde con una efímera diversidad de palabras a lo que le preguntan, y muestra su costado caritativo: la relación que tenía con una niña que padecía de cáncer y que murió poco antes del primer concierto del solista. Entretanto llora y alienta a sus fans, los incita a creer en sí mismos, en que son capaces de todo, en que tienen que ser positivos y creer que todo es posible… En otras palabras, y a lo largo de toda la película, el mensaje es claro. Hay que creer, y si hay que creer en alguien es en él básicamente, que es el que baja con arneses desde arriba, el que da trabajo a miles de personas, el que tiene la palabra, el que es humilde… Y ya que estás, comprar una remerita o dos del ídolo pop del momento.