Jungle Cruise

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Basada en el icónico parque temático de Disney, Jungle Cruise es un entretenimiento que marcha viento en popa a pesar de las dificultades del camino, como si la barca destartalada de la historia fuera una metáfora de la película. La clave del éxito está en la química de sus protagonistas y en el sentido de la aventura del director Jaume Collet-Serra, quien logra un espectáculo con grandes escenas de acción y coreografías que mantienen inmerso al espectador hasta los créditos finales.

Corre el año 1916. La doctora en botánica Lily Houghton (Emily Blunt) y su hermano MacGregor (Jack Whitehall) viajan desde Londres a la selva del Amazonas en busca de un pétalo que pertenece a un árbol con propiedades curativas extraordinarias. Para poder llegar al lugar donde se encuentra el árbol mágico, Lily contrata al capitán Frank Wolff (Dwayne Johnson), un grandulón chanta y simpático que vive de engañar a la gente con sus falsos paseos turísticos en La Quila, su vieja y deteriorada barca.

Frank está acompañado por una particular mascota, una enorme tigresa que lo ayuda en sus espectáculos farsescos para sacar plata. Al árbol de la vida, como lo llaman, lo precede una leyenda que se remonta a la época de los conquistadores españoles, cuando Aguirre y sus soldados intentaron dar con el árbol para salvar a una hija enferma. De este modo, Lily, Frank y MacGregor tendrán que sortear obstáculos de todo tipo y luchar contra enemigos sobrenaturales y villanos temibles, como el alemán interpretado por Jesse Plemons.

Basada en el icónico parque temático de Disney, Jungle Cruise es un entretenimiento que marcha viento en popa a pesar de las dificultades del camino, como si la barca destartalada de la historia fuera una metáfora de la película. La clave del éxito está en la química de sus protagonistas y en el sentido de la aventura del director Jaume Collet-Serra, quien logra un espectáculo con grandes escenas de acción y coreografías que mantienen inmerso al espectador hasta los créditos finales.

Corre el año 1916. La doctora en botánica Lily Houghton (Emily Blunt) y su hermano MacGregor (Jack Whitehall) viajan desde Londres a la selva del Amazonas en busca de un pétalo que pertenece a un árbol con propiedades curativas extraordinarias. Para poder llegar al lugar donde se encuentra el árbol mágico, Lily contrata al capitán Frank Wolff (Dwayne Johnson), un grandulón chanta y simpático que vive de engañar a la gente con sus falsos paseos turísticos en La Quila, su vieja y deteriorada barca.

Frank está acompañado por una particular mascota, una enorme tigresa que lo ayuda en sus espectáculos farsescos para sacar plata. Al árbol de la vida, como lo llaman, lo precede una leyenda que se remonta a la época de los conquistadores españoles, cuando Aguirre y sus soldados intentaron dar con el árbol para salvar a una hija enferma. De este modo, Lily, Frank y MacGregor tendrán que sortear obstáculos de todo tipo y luchar contra enemigos sobrenaturales y villanos temibles, como el alemán interpretado por Jesse Plemons.

Lo primero que se le vendrá a la mente al espectador es Piratas del Caribe, película que también se basa en una atracción de Disney, y que sabe conjugar los tópicos y los lugares comunes del género de aventuras. La referencia cinéfila también abarca otros clásicos del cine de aventuras, como Indiana Jones y La Momia, incluso hasta hay sutiles guiños a películas más exigentes como Aguirre, la ira de Dios, de Werner Herzog.

La película es una mezcla casi perfecta de comedia física, aventura sobrenatural, realismo mágico para principiantes y comedia romántica políticamente correcta, donde todo está ubicado en su lugar y esparcido en su justa medida, como la utilización del CGI, sin abusar de él y sin que nada desentone ni interrumpa el devenir de la aventura fantástica en la que se embarcan los protagonistas.

Dwayne Johnson entrega un papel un tanto distinto del que está acostumbrado, con un Frank tierno y agradable que acompaña las destrezas físicas del personaje de Emily Blunt, una especie de Indiana Jones en versión mujer, logrando momentos que conmueven por la convicción que transmite y por cómo se va enamorando de a poco del personaje de Johnson.

Si bien está muy subrayada la cuota de corrección política, no deja de ser una película de aventuras al servicio del entretenimiento para toda la familia, como las de antes, como las que siempre nos gustaron ver. En eso, Disney no defrauda porque sabe lo que hace y lo que su público quiere. Es decir, a la fórmula ya probada muchas veces con éxito se le agrega la sensibilidad de los tiempos que corren sin que quede como una pose forzada.

Jungle Cruise tiene dos horas que pasan volando gracias al ritmo de sus coreografías imposibles y al atractivo de su historia. Y compramos y creemos todo porque los personajes son queribles, desde la tigresa de Frank hasta los personajes secundarios, que siempre suman para que la aventura sea un verdadero espectáculo.