Jumanji: El siguiente nivel

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

La revancha que nadie pidió

Si bien supuestamente Jumanji: En la Selva (Jumanji: Welcome to the Jungle, 2017) era una secuela de Jumanji (1995) y aquella especie de “continuación conceptual” que fue Zathura: Una Aventura Fuera de este Mundo (Zathura: A Space Adventure, 2005), en realidad tenía mucho de remake no oficial y para colmo -como suele ocurrir en lo que atañe al 99% de los casos semejantes del Hollywood contemporáneo- caía por debajo de lo que tenía para ofrecer el opus original, ese que por cierto tampoco era una gran cosa ni mucho menos. El planteo metamorfoseaba el juego de mesa del título, correspondiente al libro ilustrado homónimo de 1981 del norteamericano Chris Van Allsburg, en un videojuego en el que los participantes accedían a una realidad paralela inflada marcada por alguna misión caprichosa en comarcas silvestres y la necesidad de elegir a un avatar que los represente.

Así las cosas, ahora nos topamos con Jumanji: El Siguiente Nivel (Jumanji: The Next Level, 2019), una “revancha” que nadie pidió y que respeta al pie de la letra la fórmula hasta derivar en el mismo resultado, léase un producto que no llega a ser malo pero tampoco bueno, una vez más empantanado en una medianía sostenida en un equilibrio bien anodino de ingredientes positivos y negativos igualmente capaces de sacarnos del atolladero promedio del mainstream y de enclaustrarnos en la repetición ad infinitum de un esquema construido alrededor de las figuras protagónicas, cierta amplitud lúdica imaginativa y algo de comicidad típicamente autorreflexiva y de cadencia posmoderna/ algo cínica, donde los chispazos de simpatía que suele generar la trama -vía chistes, muecas o alguna reacción contradictoriamente humana- se diluyen con premura por la ausencia de sinceridad general.

Como en Jumanji: En la Selva, todo se reduce a la química en pantalla entre Dwayne Johnson, Jack Black, Karen Gillan y Kevin Hart, los avatares principales de turno, en esta ocasión dentro de una historia más convulsionada en la que The Rock primero funciona como un envase vacío para Eddie Gilpin (Danny DeVito), el abuelo del protagonista de la primera aventura, Spencer (Alex Wolff), y luego para el mismo muchacho, Black hace lo propio primero para Fridge (Ser'Darius Blain) y después para Bethany (Madison Iseman), ambos amigos de Spencer, Gillan compone únicamente a Martha (Morgan Turner), la novia del protagonista, y Hart personifica primero a Milo Walker (Danny Glover), el amigo y ex socio de Eddie, y a posteriori a Fridge. La excusa narrativa pasa por las amistades de Spencer teniendo que ir a rescatarlo a Jumanji cuando el joven reconstruye el videojuego destruido en el final del capítulo anterior para regresar al ensueño y sentirse seguro de sí mismo en el cuerpo de Johnson, aunque el asunto termina en desastre porque no puede elegir su avatar -como ninguno de los otros personajes- y así va a parar a Ming Fleetfoot (Nora Lum alias Awkwafina), en esencia una mujer asiática que se especializa en pillaje.

El nuevo villano, Jurgen, el Brutal (Rory McCann), está tan desdibujado como la “Joya Halcón”, el talismán de la fertilidad de Jumanji y el objeto místico que el susodicho le robó a los indígenas vernáculos y que nuestros héroes deben recuperar, algo que la película compensa en parte mediante los graciosos cambios de mando de los avatares y la misma obligación de The Rock y Hart de componer durante más de la mitad del metraje a dos ancianos con temperamentos opuestos, el gruñón Gilpin de DeVito y el apacible Walker de Glover, entre los que existe una disputa por un restaurant de antaño. Lamentablemente las escenas de acción dejan bastante que desear -en especial la de los avestruces y la de los monos- ya que están saturadas de CGI, son redundantes y el diseño de los animales se condice con la pobreza de todos los pretendidos “monstruos” del enclave hollywoodense de las últimas tres décadas, apenas una serie de estereotipos. Considerando que la propuesta está orientada a niños y adolescentes, hay que reconocer que Jumanji: El Siguiente Nivel podría haber sido mucho peor, por lo que se agradece el interesante desenlace y la insólita presencia de los dos Danny, hoy por hoy sin duda figuras legendarias del séptimo arte…