Jugando por amor

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

En tu cabeza hay un gol

Gerard Butler, el de “300”, es un ex crack de fútbol perseguido por las mamás de los chicos a los que entrena.

Las películas románticas de Hollywood con deportistas retirados -no que estén por el piso, sino que ya no practican lo que mejor saben hacer- suelen ser sobre béisbol o fútbol americano, pero ¿sobre fútbol (soccer)? Que Gerard Butler sea el protagonista y uno de los productores mucho tiene que ver: es amante de este deporte, y no hace falta ponerle un doble cuando el escocés George Dryer, su personaje, hace jueguito con la pelota.

Pero más que un filme sobre el deporte, Jugando por amor, del romano Gabriele Muccino (El último beso) el trata sobre los enredos en los que el divorciado George se mete. No se sabe por qué se separó de Stace (Jessica Biel), aunque se intuye que el que metió la pata u otra cosa fue él. Los hechos son que para estar más cerca de su hijo Lewis (9 años), se muda a Virginia, EE.UU., donde su ex ya formó pareja y hasta está ordenando un nuevo vestido de novia.

Un buen día George acompaña a Lewis a una práctica de fútbol de la escuela y termina siendo él quien dirige a los alumnos, para alegría de unas cuantas madres. Que como hay presupuesto son Catherine Zeta-Jones, Uma Thurman y Judy Greer. También está Dennis Quaid, aunque no se involucra románticamente con Butler como las otras, pero sí juega ese papel de ganso que tan bien le sale a él y a su hermano Randy. Un poco desperdiciado, sí, pero está.

La película empieza realmente muy bien, con diálogos, ritmo y situaciones que hacen querible al personaje -endeudado, no sabe cómo pagar el alquiler, todo le sale mal-, hasta que la comedia pega el volantazo o habrá que decir da un pase de 40 metros- hacia el almíbar. Lo que parecía un gol de media cancha pasa a ser una jugada estudiada, pensada, bien ejecutada, pero que se caía de maduro el camino para llegar al gol.

Bien Butler (Thurman -como Quaid- podría ser más pretenciosa), la película entretiene; pintaba para goleada y termina ganando apretada, pero sin pedir la hora.