Jugando con fuego

Crítica de Diego Batlle - La Nación

John Cena se convirtió en una figura de inmensa popularidad como multicampeón de lucha libre en la WWE. Tratando de seguir los pasos de Dwayne "The Rock" Johnson, fue incursionando cada vez con mayor asiduidad (y en papeles más importantes) en el cine hasta llegar al protagonismo absoluto en Jugando con fuego, una fallida comedia en la que interpreta al jefe de un patético escuadrón de bomberos californianos que se especializan en lanzarse desde helicópteros en medio de incendios de alto riesgo.

Tras una espectacular escena inicial en la que salvan a decenas de automovilistas que habían quedado varados en medio de las llamas en un bosque, la película abandona casi por completo la acción para apostar por el humor. Claro que (salvo en una escena a puro slapstick con los protagonistas resbalando sobre una mancha de aceite) los sucesivos pasos de comedia no funcionan.

El Jake Carson de John Cena y sus tres laderos (Keegan-Michael Key, John Leguizamo y Tyler Mane) deberán ocuparse luego de hospedar en el cuartel a tres hermanos (una adolescente y dos niños) y la "misión" no les resultará nada simple. El director Andy Fickman ( Entrenando a papá) maneja tanto este conflicto como una subtrama romántica entre Jake y la doctora Amy Hicks (Judy Greer) con el "piloto automático" de la comedia familiar: no hay capacidad alguna de sorpresa, de provocación, de emoción. Una sumatoria de fórmulas. Una acumulación de lugares comunes.