Johnny English 3

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

El entretenimiento está garantizado en Johnny English 3.0, risas para chicos y grandes y una gran sátira de las películas de James Bond, Misión Imposible y demás, salvo por las grandes coreografías de acción, grandes actuaciones y algún tipo de sentido, ahí la trilogía se quedó en el debe y si los productores tienen sentido común, deberán retirar de una vez por todas al agente English.

Si hay un lugar en el mundo en donde el humor es bastante singular y particular, ese es el Reino Unido. Muchas de sus más conocidas comedias han sabido tener lugar en nuestras pantallas, así fue que se conocieron las “aventuras” de Benny Hill, la comedia británica por excelencia. Luego del furor que esta produjo, la puerta quedó abierta para que otras producciones similares vinieran para estas latitudes y ahí es cuando debutó en el país Mr. Bean (1990-1995), una sitcom inglesa que mostraba la vida solitaria y desafortunada de Mr. Bean interpretado por Rowan Atkinson, un actor que es reconocido en todo el mundo por su gracioso papel. Cuando la serie fue cancelada, la gente pedía a gritos una continuación y sus fans lograron su cometido y consiguieron que su querido personaje volviera en dos películas. Una en 1997, en la que Bean viaja a los Estados Unidos y otra en 2007, en la que junto con su osito, recorrieron varias ciudades europeas. La primera fue un excito comercial y sirvió todavía más para poder exportar el producto, pero la segunda no gozó de la misma suerte ni siquiera en las islas británicas. En el medio de estas dos producciones, apareció un personaje interpretado por el mismo Atkinson que sorprendió a la mayoría porque se lo podía ver en un rol un poco, un poco, más maduro y serio que el anterior cuando en 2003 se estrenó Johnny English. Una parodia a las películas de James Bond, en la que Atkinson es el protagonista y combinaba sus dotes humorísticos con una sátira muy bien lograda de las películas de espías. A la peli le fue muy bien, porque era la perfecta convergencia entre los dos géneros que mas excito tienen en las islas europeas, el clásico humor británico y los espías.

La película logró tener su secuela por el 2011, pero no logró causar el mismo impacto que la anterior, quizás por el largo lapso de tiempo que se tomó para la continuación de la saga o simplemente porque la historia no daba para transformarse en franquicia, el uso reiterativo de los mismos chistes y un guión que no sorprendía en lo más mínimo, derribó por completo las expectativas del protagonista y una tercera parte se puso en suspenso indefinido. Ahora, gozando de la moda de los reboots, remakes, revivals y demás la tercera parte de Johnny English llega a la gran pantalla, bajo el nombre de Johnny English 3.0 (Johnny English Strikes Back). En esta entrega final, English (Rowan Atkinson) se encuentra retirado del MI7, el servicio de inteligencia británico, y dedica sus días a ser un simple profesor de escuela. Mientras tanto, un hacker ataca a la ciudad de Londres y el MI7 a cargo de La Primer Ministro (Emma Thompson), se vio afectado por el mismo ladrón cibernético y sacó a la luz los diferentes agentes de dicha organización gubernamental. Bajo la amenaza constante de este hacker, el MI7 no tendrá más alternativas que acudir a English, para salvar al mundo una última vez.

Claro está que en este tipo de películas no vale la pena buscar la profundidad en personajes, metáforas o mucho menos guiones inteligentes, sin embargo, lo que logra sin lugar a dudas es la del puro entretenimiento familiar. Las chistes abundan, el humor físico es predominante y la ironía con la que se pueden trazar paralelismos a las diferentes películas de espías es algo que no se puede obviar. Lamentablemente para Johnny English, el humor ha ido cambiando y las risas que despertaba Atkinson en las primeras dos entregas, ahora no se dan tanto. Inevitablemente el actor es alguien que puede hacer reír, pero pocas veces por lo que dice o hace, sino por su expresión facial tan particular. El guion, es de lo más básico y predecible, desde un primer momento se sabe quien es el villano, cuál es su “plan maestro” y como se terminarán resolviendo las cosas, de pura casualidad. Por momentos incluso, la película no deja de ser una interminable muestra de artilugios súper tecnológicos y cada vez que la historia avanza, el recurso de sacar a la luz un nuevo aparato para facilitar la misión, queda repetitivo.

Hay un solo momento en el que la risa es incontenible y tiene a Atkinson como protagonista, ¿quién sino? Ahí realmente el actor deja ver todo su potencial y simplifica la tarea del humorista. Hay momentos graciosos a cuentagotas, pero ese segmento en particular es realmente hilarante. El resto de los actores realmente no se los puede evaluar porque verdaderamente no hacen nada, la historia es tan chata que sacando un par de personajes, el relato no se vería afectado en lo más mínimo. Completando el elenco se encuentran Olga Kurylenko, Jake Lacy, Charles Dance y Ben Miller, entre otros y el único que verdaderamente logra ser un poquito más que los demás es Miller, quizás solo porque funciona como sidekick de English y se lo ve más en pantalla que al resto, pero es verdad que cuando le toca participar, cumple de gran manera.