John Wick 2: Un nuevo día para matar

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Para los fanáticos de la acción

Si el género de acción no le mueve ni un pelo y la violencia extrema y estilizada al modo de los films realizados en Hong Kong y los videojuegos más crudos le da rechazó, entonces John Wick 2: un nuevo día para matar, no es para usted. En cambio, si la perspectiva de ver a Keanu Reeves repartiendo patadas, piñas, puñaladas y balas lo entusiasma, ésta es su película. Como ya sucedía en la primera parte de la saga del asesino a sueldo con corazón de oro y puntería infalible que interpreta Reeves, aquí los caídos a su paso se acumulan y las escenas de acción demuestran la habilidad del director, Chad Stahelskium, con el género. Experto doble de riesgo durante años -lo fue de Reeves en la trilogía Matrix-, el realizador consigue que las batallas campales que pone en escena se comprendan y sean tan entretenidas como fáciles de seguir, algo que sucede poco en otros exponentes del cine de acción actual.

Claro que más allá de las numerosas peleas y el fantasioso submundo mafioso creado por el guionista Derek Kolstad el mayor hallazgo de esta secuela son sus pinceladas humorísticas aportadas por apariciones breves pero significativas de Peter Stormare como un mafioso asustado del "cuco" Wick, Laurence Fishburne en el papel del rey sin corona del bajo mundo neoyorquino, Peter Serafinowicz como un peculiar sommellier e Ian McShane repitiendo su interpretación como Winston, juez y verdugo del universo criminal en el que habita el letal Wick.