John Carter: entre dos mundos

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Aventuras y ciencia ficción en el planeta rojo

Grande es el misterio detrás del fracaso estético de una película. Cuando un film como John Carter: entre dos mundos, que tenía todo para convertirse en un clásico, termina siendo un film irrelevante, es necesario y hasta saludable preguntarse acerca de cuál es el motivo por el cual las cosas no funcionaron.
La película cuenta la historia de un ex soldado de la Guerra Civil estadounidense que descubre un portal hacia Marte, y de las aventuras del western termina metido de lleno en la ciencia ficción. Claro que esto no es un invento del cine actual, sino que parte de una novela (finalmente una serie de libros) escrita por Edgar Rice Burroughs, el mismo que entre otros personajes supo crear a Tarzán.
Esta combinación de aventuras y ciencia ficción es una inmejorable plataforma para un film, pero el problema no es la historia, sino la forma torpe con que el director resuelve las situaciones dramáticas y cómo filma a los protagonistas. No es terrible que los actores sean inexpresivos, sino que están mal encaminados y los primeros planos de cada uno de ellos están insertados con una falta de criterio que hasta se podría sospechar que fueron impuestos.
Las imágenes que mejor funcionan son las de las batallas, los momentos espectaculares y los personajes virtuales. Es notorio que los personajes creados sean más expresivos que los actores. Es notorio y lamentable, no por lo magnífico de los efectos, sino por lo precario de la dirección actoral. Es así que cuando John Carter se vuelve una película interesante, se apaga, y esto ocurre a lo largo de todo el metraje.
El director de la película es Andrew Stanton, alguien cuyo nombre pocos conocen pero tiene en su haber dos premios Oscar a mejor film de animación, por haber dirigido Buscando a Nemo y Wall-E y cuatro nominaciones a mejor guión, por esos dos títulos y también por haber coescrito Toy Story y Toy Story 3. Con esos antecedentes, es aun más triste ver que su paso al cine con actores no haya podido alcanzar los méritos de su filmografía anterior.
En una época donde los cineastas de animación están tratando de trascender el género, el viaje entre dos mundos de Andrew Stanton no parece ser tan apasionante y revolucionario como del personaje de su película. Aun así, el espectáculo por momentos funciona.