Jason Bourne

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

La quinta de una serie que no parece tener fin

En 2002 Doug Liman dirigió “The Bourne Identity”, aquí conocida como “Identidad desconocida”, en que por primera vez el célebre personaje creado por Robert Ludlum ingresaba, interpretado por Matt Damon, al cine.

Jason Bourne, ex agente de la CIA, padece de amnesia y como lo indica el primer film de la serie está en busca de su identidad.

“La supremacía de Bourne”, segunda de la trilogía fue filmada dos años más tarde y ahora la dirección recayó en Paul Greengrass, un buen realizador inglés al que se le deben, entre otros, films como “Vuelo 93” y “Capitán Phillips”. La dupla Greengrass-Damon volvería en 2007 con “Bourne, el ultimátum”, la tercera y última de las novelas del célebre personaje escritas por Ludlum, quien fallecería en 2001 de tal modo que ninguna de dichas películas pudo ser vista por él en vida.

Cuando ya parecía que la serie había llegado a su fin, Hollywood (no) nos sorprendió en 2012 con un nuevo agente (Jeremy Renner) y el guionista de las tres primeras y ahora realizador (Tony Gilroy) con “El legado de Bourne”. En verdad poco tenía que ver este producto desfachatadamente comercial con la trilogía antes mencionada.

Distinto es el caso de “Jason Bourne”, que acaba de estrenarse, donde vuelve la dupla original aunque el guión no esté lógicamente basado en una obra de Ludlum, que sólo escribió tres. Justamente el principal problema del nuevo capítulo de la serie es su libro cinematográfico, con pocas ideas originales.

La compensación y posible razón para ver este film es la trepidante acción y destacada interpretación de Matt Damon, bien acompañado por varios secundarios. Una primera y muy extensa escena tiene lugar en Atenas, notablemente filmada al punto que parecería que los hechos mostrados ficcionalmente estaban ocurriendo realmente en la capital griega.

La parte central del relato es la menos interesante con un personaje que resulta ser un gurú informático en plena conferencia, donde se muestra el poder de la tecnología para “controlar” a la gente, algo tan viejo como que ya estaba en la famosa novela George Orwell, escrita muchos años atrás.

Pero afortunadamente, “Jason Bourne” levanta el interés en su última e intensa media obra con otra persecución, esta vez en Las Vegas y automovilística en que uno de los malos de la CIA (Vincent Cassel) destroza cientos de autos en su camino conduciendo un camión SWAT. Los autos prácticamente vuelan al ser embestidos por el malvado, pero no así el que conduce Damon.

Cuando al final los dos se encuentran frente a frente, las trompadas y golpes se van alternando y uno podría, cerrando los ojos y escuchando, imaginar que lo que se está mostrando en la pantalla es un match de tenis.

En cuanto al reparto la única que, además del actor principal, vuelve a estar presente es Julia Stiles mientras que las incorporaciones de Tommy Lee Jones y Alicia Vikander, ganadora del Oscar por “La chica danesa”, resultan bienvenidas.

Sería deseable que esta sea la última de la serie, pero conociendo a Hollywood ello resulta poco probable.