Invasion del mundo. Batalla - Los Ángeles

Crítica de Santiago García - Leer Cine

SOLO LOS ANGELES TIENE HÉROES

Estamos aquí frente otra de las muchas fusiones entre la ciencia ficción y el cine bélico. La invitación a la lectura política del film es tan obvia como errónea. La película habla de valores mucho más allá de los personajes que los detentan.

Invasión del mundo. Batalla: Los Angeles posee, desde su título, una ambición bélica que la enmarca dentro de un género con reglas propias, fáciles de emparentar con otros títulos famosos de la historia del cine. Las películas bélicas siempre han quedado asociadas a ideas políticas, pero lo cierto es que analizadas desde el género, estas ideas se descubren como secundarias o confusas en relación al peso que los códigos genéricos poseen. Por eso, independientemente de las ambiguas y hasta contradictorias lecturas políticas que se puedan hacer del film, Batalla: Los Angeles persigue a la vez un objetivo más universal. Es la historia de alguien que tiene una cuenta pendiente, de su culpa y de su coraje. Este personaje, el sargento Michael Nantz (muy convincente Aaron Heckhart en el papel), tiene una sorpresiva misión frente a una descomunal invasión alienígena. La ciudad en la que él y su grupo deben actuar para rescatar a los últimos civiles es, obviamente, Los Angeles. La película combina entonces la estética que imita el registro documental de algunos films de género fantástico recientes, como Sector 9, y también del cine bélico contemporáneo, como Rescatando al soldado Ryan o Vivir al límite. Pero sería demasiado comparar Batalla con el film de Spielberg o el de Bigelow, ambos cargados de una sofisticación y ambición muy distintas. Acá estamos frente a una película que intenta generar adrenalina todo el tiempo –algo que casi siempre consigue– y que se sostiene en emociones genuinas pero también elementales. No hay un gran mapa filosófico aquí, tan solo un grupo de personas que van volviéndose cada vez más unidas y cuya lealtad crece a la vez que el sargento comienza a mostrar su verdadero valor como líder y como persona. No hay sorpresas en la trama, pero sí potencia en las imágenes. Quedará solo como un problema más complicado resolver el excesivo elogio a los marines como tales –podrían ser marines, pero no es necesario que se lo recalque en cada escena-, que puede, comprensiblemente, distraer a los espectadores. Pero el cine de Hollywood se las ingenia para complicar las lecturas. El film, después de todo, narra un intento de colonización, y el lugar que ocupan estos marines y los civiles junto a ellos es el de defensores de un país invadido por un ejército poderoso en busca de combustible. Los villanos colonizan para quedarse con un recurso natural. ¿El film es entonces una historia pro-marines o anti-colonialista? Tal vez sea ambas cosas. Lo cierto es que el énfasis no está ahí, sino en este grupo leal y valiente, cuyo compromiso con el deber resulta, hasta el final, conmovedor.