Invasion del mundo. Batalla - Los Ángeles

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Que a los estudios de Hollywood los seducen las historias con extraterrestres es algo que se puede comprobar repasando su producción década por década. Las invasiones alienígenas pueden ser pacíficas y aleccionadoras (las menos) o decididamente hostiles y violentas (casi siempre). Así como hace poco lo hicieron Sector 9 o Skyline: la invasión , Invasión del mundo -Batalla: Los Angeles propone otro relato de tono apocalíptico con mejores resultados visuales que dramáticos.

La trama -sencilla, contundente y previsible- no elude prácticamente ningún clisé de los géneros de acción y ciencia ficción. El protagonista de este film dirigido por el sudafricano Jonathan Liebesman ( La masacre de Texas: El inicio ) es el sargento Michael Nantz (Aaron Eckhart), un veterano marine que está a punto de retirarse luego de un confuso y trágico episodio en Irak que terminó con la muerte de varios subalternos. Sin embargo, pocos minutos después de recibir la notificación de su baja comienza la masiva y agresiva llegada de naves extraterrestres y todos los militares disponibles son llamados al campo de batalla: las propias calles de Los Angeles. Así, Nantz deberá luchar no sólo contra los poderosos alienígenas sino contra la mala reputación que tiene entre los miembros de su propio pelotón. Será un largo y tortuoso camino hacia la redención.

El film -más allá de su apego a todo tipo de fórmulas (como la reivindicación del heroísmo de los civiles, que aquí en su mayoría son latinos)- arranca de forma bastante convincente con los soldados resistiendo el ataque de los invasores dentro de una comisaría, con una apuesta al western urbano que recuerda a Asalto al precinto 13 , de John Carpenter.

Sin embargo, en su segunda mitad el relato opta por un tono mucho más grandilocuente y se desbarranca a partir de diálogos dominados por apelaciones al patriotismo que parecen escritos para un institucional para el enrolamiento de nuevos conscriptos de las fuerzas armadas estadounidenses y que -en la comparación- convierten a Día de la i ndependencia casi en un film intimista y de cámara.

Si el espectador está dispuesto a obviar cualquier tipo de análisis del discurso y una lectura ideológica del film, Invasión del mundo? regala muy buenas escenas de acción rodadas con cámara en mano (con un estilo vertiginoso y urgente que por momentos recuerda a Vivir al límite , de Kathryn Bigelow) y, claro, con un amplio despliegue de sofisticados efectos visuales generados por computadora que permiten ver a la ciudad de Los Angeles en llamas y luego en ruinas. La vieja pero siempre eficaz atracción del apocalipsis? ahora.