Intercambio de almas

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Paul Giamatti, en el papel de Paul Giamatti

Comedia existencial, que imita el estilo de Kaufman.

Esta opera prima de la francesa Sophie Barthes, con Paul Giamatti jugando -con melancólico talento- en el límite entre la ficción y la realidad, remite a los guiones de Charlie Kaufman.

Intercambio de almas , comedia de la angustia existencial, se basa en un mecanismo externo delirante, pero con lógica propia: la posibilidad de hacerse quitar el alma e, incluso, de hacerse trasplantar la de otra persona.

El verosímil científico no tiene importancia, siempre que una historia mantenga sus reglas internas. Lo demuestra una película extraordinaria: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos , de Michel Gondry, con guión de Kaufman, en la que los protagonistas borraban sus recuerdos sentimentales dolorosos.

Intercambio... parece emprender una búsqueda similar -un actor, a punto de estrenar Tío Vania , quiere librarse de su personalidad sombría-, aunque el tono y la intensidad metafísicos, matizados por el humor, terminan diluyéndose entre subtramas y personajes algo simplones.

Volvamos a Eterno...: tras su andamiaje estilo ciencia ficción, era una honda, lírica, compleja, imaginativa reflexión sobre el amor y el desamor. Provocaba una rotunda empatía.

Intercambio...

amaga con ser parecida. Lo logra sólo por pasajes. No en la totalidad de su trama, que se extiende a la mafia rusa, y al tráfico y el mercado negro de almas: historias que dispersan, y terminan acercando al filme a una de esas típicas comedias de intercambio de cuerpos.

Uno de los aciertos principales, y en este punto nos acercamos a ¿Quieres ser John Malkovich? , es que Giamatti hace de Giamatti. O, para ser más exactos, de un personaje que se llama igual, que se dedica a lo mismo y que se parece muchísimo a él o lo que imaginamos de él. Cuesta establecer si esa mirada triste, vagamente bovina, es sólo la del personaje de esta película o será también la de Giamatti cuando no actúa. Causan gracia los chistes consigo mismo: en Intercambio...

alguien vende el alma del actor de Entre copas , desconocido en Rusia, haciéndola pasar por la de Al Pacino. En algún momento Giamatti habla de ser “menos pasivo, menos desesperanzado”. Podría referirse a él, a su personaje en Intercambio...

o a su personaje en Tío Vania . Lástima que la película no mantenga esta línea.