Balada de un hombre común

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

Reflejo de un alma errante.

La industria de la música tuvo su explosión gracias al nacimiento de un público adolescente y juvenil rebelde que, de la mano de mejores condiciones salariales, permitió el surgimiento del rock como expresión de rebeldía generacional contra los valores convencionales. Hasta ese momento las ventas mayoritarias de discos eran monopolizadas por la denominada música clásica, mientras que el resto de los géneros subsistían como pequeños reductos estancados que no podían emerger hacia el gran mercado salvo en casos excepcionales. Durante esa etapa previa al surgimiento del mercado del entretenimiento masivo musical en la que algunos solitas y grupos emergían con alguna canción o se popularizaban como Elvis Presley o Johnny Cash o Pete Seeger, dedicarse a la música era más un voto de pobreza para la mayoría de los artistas que un camino al éxito.

Balada de un Hombre Común (Inside Llewyn Davis, 2013) relata el momento previo a esa explosión en el ámbito de la música folk norteamericana, antes del surgimiento de artistas como Bob Dylan, Joan Baez y Phil Ochs. Llewyn (Oscar Isaac) es un músico profesional incapaz de tomar responsabilidades, siempre al borde de una grosería, durmiendo en sillones ajenos, tomando malas decisiones y por sobre todo, esperando que el mundo de la música y el público reconozcan su talento.