Inquebrantable

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Una vida que trasciende cualquier falla.

La historia de Louis Zamperini es tan rica que supera las debilidades de la Angelina Jolie directora, que toma pocos riesgos formales y, pese a su búsqueda bienintencionada, ofrece un film sin carisma ni brillo propio.

La historia de Louis Zamperini (1917-2014) merecía ser contada, no hay duda alguna. Primero fue minuciosamente descripta en la novela de Laura Hillenbrand y ahora aparece en forma cinematográfica bajo la dirección de Angelina Jolie y basada en ese libro.
Inquebrantable arranca en plena Segunda Guerra Mundial. Pero pronto retrocederá hasta la infancia de Zamperini, sus problemas para adaptarse, el descubrimiento del atletismo y el enorme talento y pasión que lo llevaron a los Juegos Olímpicos de Berlín. Esto, brevemente contado en la película, ya merece un largometraje en sí mismo. Luego, el conflicto bélico merece una segunda película y, finalmente, su terrible paso por los campos de prisioneros japoneses podría ser claramente una tercera. No es necesario que una película sea exhaustiva con la historia real que elige contar, tampoco le debe lealtad al libro que adapta, eso debe quedar claro. Sin embargo, la película de Angelina Jolie no falla por lo que no cuenta, sino por la manera en que elige contar lo que sí aparece en la película. Jolie no hace de este biopic un film profundo o trascendente a su personaje, sino que se aferra a los códigos más estándar del género, deslizándose de forma correcta, sin ideas ni elementos interesantes que logren elevar a la película más allá de lo informativo. No hay nada que esté muy mal en Inquebrantable, sin embargo, parece que Jolie buscó inspirarse en otras películas y no es absurdo descubrir partes de otras cintas en diferentes momentos del relato. Su búsqueda es bienintencionada pero sin carisma, sin brillo propio.
El biopic es un género que con mucha facilidad disimula sus defectos, siempre y cuando elija un personaje interesante para retratar, pero esa información sería relevante aun sin película y por eso un film mediocre puede salir medianamente airoso. Jolie se preocupa por las torturas que sufre Zamperini, la fortaleza con la cual enfrenta un derrotero casi imposible de superar para cualquier ser humano, esa es la historia que elige la directora, y donde carga sus tintas. Como suele ocurrir con los biopics, la emoción más fuerte está en las escenas finales, con los carteles que –como una nota periodística o un libro– cuentan más cosas sobre los personajes de la historia. Es un recurso típico del género, pero delata sin querer las emociones de las cuales carece la película. Por suerte para Inquebrantable y los espectadores, la historia de Louis Zamperini es tan extraordinaria que termina por inclinar la balanza un poco a su favor.