Inmortales

Crítica de Rodrigo Seijas - CineramaPlus+

La cinta, de los productores de 300, tiene muchos efectos, regodeo en las imágenes de póster, crueldad gratuita y personajes bidimensionales.

Tarsem Singh había hecho una película bastante interesante como La celda, protagonizada por Jennifer Lopez, Vince Vaughn y Vincent D´Onofrio, que jugaba con la idea de la inserción en la mente de un asesino. En esa película, que igual tenía unos cuantos defectos en cuanto al diseño de los personajes, podían hallarse ideas mucho más atrayentes que en la pretenciosa El origen. Menos esquemática, mucho más atrevida y flexible al explorar el mundo de los sueños, las pesadillas y la profundidad de la mente, lograba aún así, en sus mejores momentos, una gran carga de tensión. Lo que por ahí generaba dudas era el exceso de esplendor visual en ese filme, por momentos más preocupado en generar imágenes preciosistas que en lo que demandaba el relato.

Pues bien, en Inmortales podemos hallar la gran mayoría de los defectos de La celda, y casi ninguna de las virtudes. Es cierto que el género del péplum –las típicas historias de aventuras situadas en el mundo antiguo, con dioses, titanes y héroes en disputa- no favorece a Singh, pero también que nunca consigue ir más allá del esquematismo propuesto por el guión.

Se mezclan los dioses, los titanes, las pitonisas, las figuras heroicas; hay muchas peleas, batallas y sangre; frases trascendentes y relatos sobre trágicas pérdidas; pero en verdad eso nunca importa. La cinta es de los productores de 300 y eso se nota: muchos efectos especiales, mucho regodeo en las imágenes de póster, mucha crueldad gratuita, un par de desnudos (Freida Pinto es hermosa, pero eso ya lo sabíamos), cero historia y personajes totalmente bidimensionales.

Teniendo en cuenta este filme, y lo que se ha visto en los trailers (que han sido bastante malos), es de temer lo que pueda dar Singh en Espejito, espejito, su relectura en clave de comedia de aventuras de Blancanieves. Como en Inmortales, habrá que ver si el diseño se impone al relato.