Huracán categoría 5

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

Apoteosis del desastre

Y una vez más nos topamos con una película industrial cuya idiosincrasia profundamente conservadora le termina jugando en contra porque en el revoltijo fundamentalista de géneros, todos tratados con un respeto homologado a falta de ideas novedosas, sólo es posible vislumbrar el mismo esquema repetitivo de siempre que ya conocemos de memoria desde hace décadas. En este contexto la ejecución, ese gran bálsamo que a veces logra torcer los estereotipos hacia el terreno de la calidad a través de las manos maestras de los responsables detrás de cámaras, tampoco nos salva del peor delirio de todos, el reaccionario que en vez de por lo menos encontrarle el “costado jocoso” a la catarata de clichés, lo único que hace es tomarse demasiado en serio a sí mismo como si los protagonistas no fuesen caricaturas y el film en cuestión no fuese otra oportunidad desperdiciada por el mainstream.

Huracán Categoría 5 (The Hurricane Heist, 2018) invoca al mismo tiempo las películas de acción ochentosas, el cine catástrofe y las heist movies centradas en las minucias de un mega atraco, y lo curioso del caso es que lamentablemente no se luce en ninguna de las tres ramas retóricas ni tampoco sabe articularlas de manera coherente para que el asunto caiga en un ridículo ameno o mínimamente entretenido. La historia -como si hiciera falta explicitarla con semejante título- gira en torno a un robo a una de las delegaciones de la Reserva Federal de Estados Unidos por parte de un comando compuesto por agentes del tesoro y policías corruptos durante el acecho de un gigantesco huracán, utilizado a la vez de tapadera y como mecanismo para “facilitar” la fuga posterior. Desde ya que las cosas no salen según lo planeado porque los susodichos no consiguen abrir las puertas de la bóveda.

El opus de Rob Cohen, director de unas cuantas propuestas lastimosas de acción, combina ingredientes varios de Duro de Matar (Die Hard, 1988), Twister (1996) y Violencia en la Tempestad (Hard Rain, 1998), entre otras tantas, para justificar una montaña rusa de CGIs bastante flojos, secuencias seudo vertiginosas y un montón de diálogos que dejan mucho que desear. A falta de un solo John McClane, aquel personaje interpretado por Bruce Willis cuya única obsesión parecía ser el evitar que los piratas del asfalto despojasen a los pobres oligarcas capitalistas, banqueros y/ o miembros de la alta burguesía, aquí tenemos tres copias al carbón en simultáneo: el meteorólogo Will (Toby Kebbell), la agente del tesoro Casey (Maggie Grace) y el hermano de Will y ex marine Breeze (Ryan Kwanten). Del otro lado del mostrador encontramos a Perkins, el malvado cabecilla de los rateros, compuesto por Ralph Ineson, un actor británico con larga experiencia televisiva que ya pudimos ver en la extraordinaria La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, 2015), de Robert Eggers.

Entre una clase B que no se asume como tal y unas buenas intenciones de fondo que se difuminan por ese sustrato bien retrógrado de casi todo el cine de acción desde la década del 80 hasta el presente, en el que cualquier elemento que se escape a la lógica sacrosanta del sistema capitalista y su marco jurídico autolegitimante se transforma en un enemigo a perseguir, hoy Huracán Categoría 5 por lo menos ofrece buenas actuaciones por parte de un elenco que hace lo mejor que puede con el estrafalario y muy poco inspirado guión de Scott Windhauser y Jeff Dixon, los cuales se la pasan construyendo situaciones sin sentido, frasecitas un tanto patéticas e insólitos baches en la acción que perjudican todavía más la impronta pasatista del trabajo. El film ni siquiera aprovecha del todo las excusas de Will y Casey para atosigar a Perkins (el primero tiene a su hermano rehén de los ladrones y la segunda posee el código para abrir la bóveda), resolviendo muchos planteos narrativos de manera apresurada y vía facilismos que apenas justifican esta apoteosis del desastre…