Humo bajo el agua

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Julio Midú y Fabio Junco, creadores del ciclo “Cine con Vecinos”, comparten créditos de dirección y guion, para este film rodado en tiempos de pandemia, en la localidad de Saladillo. Una historia de amor entre dos hombres cobra vida en un entorno rural. Dos cercanos amigos de la infancia se vuelven a encontrar luego de veinte años. Sendas existencias transcurrieron en dicho lapso, y lo que fuera un férreo lazo se desdibujó por completo. Por ello, el regreso al lugar en el mundo donde se fue feliz trae implícita la búsqueda de la sanación, que es, principalmente, consigo mismo. Lugar común habido y por haber, es momento de enfrentar, no solo a la realidad, sino también al lugar de pertenencia que los encuentra.

En 1984, una época de menor apertura respecto a temáticas de índole homosexual, se establece la coyuntura en la cual el citado vínculo podría llegar a escandalizar a la mayoría. Cuatro décadas después del tiempo cronológico que contiene al relato, prima un mensaje de amor, tolerancia y libertad, a la hora de reflexionar respecto a los interrogantes que desata la necesidad del postergado reencuentro. ¿Cómo convivir con las ausencias afectivas? ¿Cómo atemperar los deseos y las expectativas paternales que contraponen la propia naturaleza? El humo no se puede ocultar debajo del agua, se subraya explícitamente: veinte años después, renacen cuentas pendientes que no habrán desaparecido por completo, desatando una pasión indomable.

La dupla de directores indaga a través de escenas íntimas que resultarán claves para demostrarnos que a la hora de expresar un sentimiento las palabras sobran. El lenguaje audiovisual cuenta más y las miradas resuelven el estado emocional, esta es una película de exigua manipulación en sala de montaje.