Huérfanos de Brooklyn

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Con más de 30 largometrajes como actor, Edward Norton solo había incursionado en la dirección hace casi dos décadas con Divinas tentaciones (Keeping the Faith, 2000). Finalmente pudo concretar un proyecto por el que luchó durante mucho tiempo: la transposición de la novela homónima de Jonathan Lethem, que Norton (en un cambio no menor) decidió ambientar en 1957.

Se trata de una mixtura entre el thriller de gangsters, el drama romántico y el cine de denuncia que es más convincente cuando se analizan por separado cada uno de sus aspectos que en el todo. Las actuaciones (empezando por la extraordinaria del propio Norton), la impresionante reconstrucción de la Nueva York de los '50, la notable banda sonora con aires jazzísticos de Daniel Pemberton, la exquisita fotografía de Dick Pope... Cada elemento de Huérfanos de Brooklyn brilla por sí solo, pero la narración por momentos carece de la fluidez y de la potencia emocional que requería. Así, el film se disfruta solo de a ratos porque en otros se imponen la frialdad, el distanciamiento, la artificialidad y resulta difícil empatizar y consutanciarse del todo con la trama.

Norton interpreta a Lionel Essrog (también lo llaman Brooklyn y Freakshow), un detective privado con síndrome de Tourette que lo lleva a decir cosas inapropiadas en los momentos más inoportunos. Sin embargo, es también un investigador obsesivo y temerario que se enamorará de la activista Laura Rose (Gugu Mbatha-Raw) y terminará enfrentándose con Moses Randolph (Alec Baldwin), un personaje claramente inspirado en Robert Moses, el todopoderoso funcionario que se dedicó a barrer zonas marginales ocupadas por pobres e inmigrantes para construir los puentes, autopistas y grandes edificios que le dieron la fisonomía actual a Nueva York.

En la línea de Barrio Chino, Huérfanos de Brooklyn es una épica con asesinatos, chantajes, confabulaciones y corrupción. Durante los 144 minutos del film, Norton se dio todos los gustos: desde varias hermosas escenas musicales en un club de jazz de Harlem hasta contar con el aporte de un elenco que incluye no solo a los intérpretes ya citados sino también a Bruce Willis, Willem Dafoe, Cherry Jones, Leslie Mann y Bobby Cannavale, entre varias otras figuras.

Aunque por momentos resulte una película para admirar antes que para sentir, Huérfanos de Brooklyn es un viaje al pasado lleno de elementos fascinantes, con ese know how técnico y visual que solo Hollywood está en condiciones de ofrecer por cuestiones presupuestarias, unas cuantas escenas logradas e imágenes sobrecogedoras. Quedó dicho que está lejos de ser un film completamente convincente, pero la experiencia de apreciarla en pantalla grande en las mejores condiciones de proyección y sonido no deja de ser altamente recomendable