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Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Formas de volver a casa

Es una película de animación que tiene un mensaje familiar, pacífico y reconciliador.

Home. No hay lugar como el hogar, la nueva animación de DreamWorks basada en la novela The True Meaning of Smekday, de Adam Rex, empieza con la invasiva mudanza intergaláctica de los Boov, unos pequeños alienígenas morados que valoran y admiran la cobardía y que cambian de color de acuerdo a la emoción que sienten.

Una vez que llegan a la Tierra para huir de los Gorg, unos enormes monstruos con armaduras puntiagudas, los simpáticos aliens se encargan de reordenar a los humanos y los llevan a una villa de refugiados creada por el Capitán Smek, jefe de los extraterrestres, para disponer del resto del planeta. Los Boov se creen mejores que los nativos, a quienes consideran simples y subdesarrollados. Tienen, además, un sentido de la probabilidad mucho menos arriesgado que el de los terrícolas: si la probabilidad de éxito es inferior al 50 por ciento, renuncian.

Oh (voz de Jim Parsons en su versión original) es el más entusiasmado de ellos y su espíritu alegre lo lleva a organizar una fiesta. El problema surge cuando aprieta el botón equivocado de un dispositivo que se parece a un teléfono celular y el mensaje de invitación se envía a toda la galaxia, lo que significa que los Gorg recibirán la señal y podrán localizarlos.

Smek pide la detención de Oh, quien se convierte en un fugitivo. Mientras escapa se mete en un drugstore desocupado para ocultarse y se encuentra con Tip (voz de Rihanna), una jovencita que está tratando de encontrar a su madre, que fue llevada por los Boov a la villa de los humanos. A pesar de las diferencias, Oh y Tip se harán amigos inseparables. El resto es una aventura amable que se desarrolla en distintos lugares, con París y su torre Eiffel como centro preponderante.

Toda la secuencia de la persecución de Oh es digna de los máximos exponentes del género de acción, y la sincronicidad de la escena en la que Tip y Oh se encuentran cara a cara es sencillamente magnífica. La música es muy importante para la sensación que transmite una película, y aquí se la aprovecha al máximo. Cada vez que suena una canción, encaja con la imagen y la realza.

Home nos enseña que siempre hay que tener el valor de apostar por lo que queremos. A Tim Johnson, director del filme, deberían darle el premio Nobel de la paz, porque hizo una película reconciliadora y ejemplar, que prioriza la familia, que cree en la bondad de las personas, que tiene esperanza en la humanidad.