Hitman: Agente 47

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

El perfecto asesino

Hitman: Agente 47 cumple con las mínimas expectativas del espectador adiestrado en películas de acción estilizadas.

La historia del hombre se define por la guerra. Y la guerra por los hombres que la libran. Ahora bien, ¿qué pasaría si se creara un hombre superior? Un científico llamado Peter Litvenko (Ciarán Hinds) inició el Programa Agente en agosto de 1967 con el objetivo de crear la máquina asesina perfecta, seres humanos sin sentimientos llamados Agentes.

Pero crear estos hombres sin humanidad pesó demasiado en la conciencia de Litvenko y decidió fugarse. El gobierno eliminó el Programa temiendo que saliera a la luz y los Agentes que sobrevivieron se refugiaron en las sombras. Hitman: Agente 47, basada en el videojuego del mismo nombre y dirigida por Aleksander Bach, se centra en uno de estos hombres diseñados exclusivamente para asesinar con la frialdad de un cirujano, y en la joven Katia van Dees (Hannah Ware), hija de Litvenko.

Agente 47 (Rupert Friend), un elegante asesino de traje negro y corbata roja que lleva tatuado un código de barras en la nuca y duerme sentado, tendrá que proteger a Katia de una organización llamada Sindicato (sí, como en la reciente Misión Imposible 5), que quiere retomar el programa para crear más Agentes. Katia es la única que puede encontrar a Litvenko, quien a su vez es el único que puede reiniciar el programa.

47 es un especialista en disparos secos en la cabeza, a lo John Wick (es destacable el arranque de la película). Katia es, también, un experimento de su padre, ya que fue alterada genéticamente y tiene agudizado su instinto de supervivencia (posee la capacidad de anticiparse al peligro).

Lo que sigue es esa búsqueda frenética de 47 (quien debe encontrar a Katie para luego buscar al padre), con persecuciones espectaculares y voladuras de sesos por doquier. El filme cuenta con al menos tres secuencias de una acción contundente (la de las vías del tren, la de la persecución en auto, la de la terraza del edificio) y el uso de la cámara lenta roza, en varias ocasiones, lo prodigioso.

Lo negativo es que también cuenta con un error lógico (ver el momento de la habitación del hotel, cuando Katie no predice la llegada del peligro) y varios desaciertos, como el uso del flashback para explicar cómo se conocieron en la infancia, recurso que siempre delata pereza más que necesidad.

Como si a los blockbuster del presente no les quedara otra que sumirse en un mar de referencias inmediatas, Hitman: Agente 47 es otra procesadora más que licúa muchos títulos reconocibles. Sin embargo, lo que podría haber sido un desastre es, sorpresivamente, un producto que cumple con las mínimas expectativas del espectador adiestrado en películas de acción estilizadas.