Hell Fest: juegos diabólicos

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Hell Fest no pasará a la historia como el slasher que revolucionó el género ni mucho menos, pero sí es una película que se deja ver de gran manera y deja abierta la puerta para una posible nueva franquicia.

No hay dudas de que el morbo siempre funciona. En la vida cotidinana, como en una sala de cine. Y es por eso mismo, por el morbo, que las películas que muestran la muerte como un juego, tienen tanto éxito a la hora de vender entradas Si se ponen a investigar por ahí, la mayoría de las grandes sagas slashers tienen numerosas secuelas y el camino de la franquicia suele ser bastante similar a todas. Por ejemplo, teniendo en cuenta el reciente estreno de Halloween (2018), la franquicia creada por John Carpenter tiene un total de 11 entregas, contando secuelas, remakes y reboots. ¿La calidad? Se podría decir que solo dos de esas 11 son buenas, la original de 1978 y la última, que todavía sigue en cines. Pero algo que las hizo perdurar en el tiempo, fue el de querer renovar e inventar entrega a entrega, nuevas matanzas, desmembramientos y personajes que no merecen morir, pero aún así, queremos que así terminen.

Eso es el slasher, o suele serlo. Un asesino misterioso, un grupo de jóvenes que no parecen tener ninguna obligación y adultos que… brillan por su ausencia y relevancia. Siguiendo estos parámetros llega Hell Fest: Juegos Diabólicos un slasher clásico que tiene como escenario principal un parque de diversiones de terror que solo abre en la noche de Halloween. A esta noche de miedo y terror asistirá nuestra protagonista Natalie (Amy Forsyth), una joven estudiante que no le da mucha importancia a las fiestas, pero que en esta oportunidad se verá obligada a asistir luego de que su mejor amiga Brooke (Reign Edwards), le consiga pases VIP para la famosa fiesta. Junto a ellas irán Taylor (Bex Taylor-Klaus), Quinn (Christian James), Asher (Matt Mercurio) y Gavin (Roby Attal). También, asistirá una extraña persona que se dedicará a hacerle la noche imposible a los protagonistas, cuando se dedique a querer eliminar a nuestros protagonistas uno a uno. ¿Podrán sobrevivir a esta noche de terror?

Dirigida por Gregory Plotkin (Paranormal Activity: The Ghost Dimension, 2015) esta peli tiene varios aspectos positivos y otros que sería mejor no mencionar, pero ahí vamos. Empezando por lo malo, la película tiene un ritmo tan lento que no se termina de generar el ambiente necesario para el susto. El film juega todo el tiempo con la acción pasiva del asesino de turno, que llamaremos “el enmascarado”. Siempre se sabe donde está, sus intenciones e incluso a quien quiere matar en cada momento, pero se la pasa gran parte de la película sin hacer nada. Da la sensación que el enmascarado, juega al mismo juego de la desesperación que Mike Myers, pero este nuevo personaje es muy poco efectivo. De hecho, tal es el homenaje que la máscara que utiliza el personaje, es casi una del mismo The Shape, pero derretida. La calidad de las muertes son malas, no son para nada elaboradas y no hay sorpresa.

Viendo lo positivo, el escenario seleccionado sí convence. Incluso dan más ganas de ver y recorrer ese parque temático, que ver como nuestros protagonistas tratan de escapar de este misterioso serial killer. También la construcción de los personajes están en el punto de desarrollo para este tipo de películas. Ya con su primer aparición en cámara se los pueden diferenciar fácilmente e incluso sentir empatía con alguno de ellos. Los actores son todos desconocidos, salvo por algunos papeles secundarios en otras películas o series, no son de tener un gran pasado actoral. Esto termina repercutiendo de manera positiva y amigable, por decirlo de alguna manera.